El Congreso de Estados Unidos tenía hasta hoy de plazo para revisar el acuerdo nuclear con Irán y los demócratas bloquearon un nuevo intento republicano de sacar adelante una resolución de rechazo al pacto, lo que supone una importante victoria para el presidente Barack Obama en política exterior.
Tras dos fallidos intentos previos, los republicanos fueron otra vez incapaces hoy de lograr los 60 apoyos necesarios para proceder a una votación final de una resolución contra el pacto en el Senado.
Solamente un senador demócrata, Joe Manchin, se unió a los republicanos para tratar de sacar adelante la resolución contra el acuerdo alcanzado en julio por el G5+1 (EEUU, Reino Unido, Rusia, China y Francia más Alemania) con Irán, cuyo objetivo es controlar las actividades nucleares de Teherán para que no logre desarrollar un arma atómica.
La oposición republicana considera que el acuerdo, una prioridad en política exterior para Obama, es "un mal pacto" que no evitará que los iraníes logren fabricar una bomba nuclear.
Pero los conservadores no han logrado someter a votación ni siquiera en el Senado un texto contrario al pacto y se han quedado lejos de los dos tercios de apoyo que necesitaban lograr en ambas cámaras para invalidar el veto prometido por Obama a cualquier resolución de rechazo al acuerdo.
El texto que trataron de sacar adelante hoy los republicanos, propuesto por su líder en el Senado, Mitch McConnell, pretendía supeditar el levantamiento de las sanciones contra Irán a que ese país reconociera el derecho a existir de Israel y liberase a varios estadounidenses detenidos en su territorio.
Incluso los otros senadores demócratas que han expresado su rechazo al acuerdo iraní, Ben Cardin, Robert Menéndez y Charles Schumer, votaron contra esa resolución por la referencia a Israel.
Menéndez dijo que rechazó la resolución porque no quiere dar la impresión de que apoyaría el pacto si Irán reconociese el derecho a existir de Israel y liberase a los estadounidenses detenidos.
Por su parte, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Harry Reid, calificó el procedimiento de pérdida de tiempo y recordó que hay asuntos urgentes que debatir en el Congreso, como la aprobación del presupuesto para el nuevo año fiscal antes del 1 de octubre si se quiere evitar otra paralización parcial del Gobierno igual a la de 2013.
Con muy pocas horas de margen para celebrar una nueva votación antes de la medianoche, está casi garantizado que el acuerdo con Irán saldrá inmune de la revisión del Congreso estadounidense.
En términos prácticos, el hecho de que el Congreso no consiga bloquear el acuerdo permitirá que las sanciones contra Irán empiecen a levantarse a partir del próximo año.
Obama se involucró de manera muy personal, dedicando tiempo y esfuerzos, en una campaña para tratar de vender las bondades del acuerdo a los congresistas demócratas y se reunió con decenas de ellos.
Además, el presidente alertó al Congreso de que rechazar el acuerdo nuclear sería el peor error desde la invasión de Irak y llevaría a "otra guerra" en Oriente Medio.
Por su parte, al recordar el vencimiento del plazo dado al Congreso, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, anunció hoy el nombramiento de Stephen Mull, hasta hace poco embajador en Polonia, como coordinador de la implementación del acuerdo nuclear.
Según una reciente encuesta del diario The Washington Post y la cadena ABC, un 51 % de los estadounidenses apoya el acuerdo con Irán, mientras que un 41 % lo rechaza.
Las negociaciones y el posterior acuerdo con Irán han tensado mucho la ya complicada relación entre Obama y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien ha dicho que ese pacto es un "error de proporciones históricas".
La Casa Blanca anunció este miércoles que Obama recibirá a Netanyahu el próximo 9 de noviembre para hablar del acuerdo nuclear, entre otros asuntos.
En julio pasado, pocos días después del anuncio del acuerdo, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, viajó a Israel y aseguró que el Gobierno de Obama hará lo posible para que ese país pueda defenderse en caso de que el régimen de Teherán viole el pacto.