Un total de 18 personas murieron este domingo en uno de los peores ataques perpetrados por el grupo yihadista somalí Al Shabab en los últimos meses, con un doble atentado y un asalto armado a un hotel frecuentado por políticos y diplomáticos de Mogadiscio que se ha prolongado durante horas.
La campaña de terror desplegada por los radicales en los últimos meses cambió el foco al volver a atentar contra un hotel, con la voluntad de atacar a la clase política, la población civil y a los periodistas, clientes habituales del hotel Sahafi de la capital somalí.
En los últimos meses, los yihadistas habían atacado principalmente bases militares de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) y a misiones diplomáticas extranjeras, como la de China o Emiratos Árabes Unidos.
Hoteles de Mogadiscio como el Sahafi, donde el asalto terrorista se ha prolongado durante más de 10 horas, han sido objetivo habitual de los yihadistas en los últimos años.
En esta ocasión, un coche bomba explotó fuera del edificio del establecimiento, que también se encuentra a poca distancia de la sede del Departamento de Investigación Criminal de la Policía de Somalia.
Posteriormente, se registró una segunda explosión seguida de disparos en el interior, adonde se habían infiltrado yihadistas vestidos con el uniforme de AMISOM.
La situación ha vuelto a la normalidad en los alrededores del hotel tras cerca de 10 horas de asedio, en las que se escucharon disparos y bombardeos en el interior del complejo, según pudo comprobar Efe.
Finalmente, la operación de rescate de las víctimas bajo los escombros del complejo hotelero ha arrojado un balance de 18 muertos y decenas de heridos.
Entre los fallecidos se encuentra el exjefe de las fuerzas armadas somalíes Abdikarin Dhegabadan, varios diputados, diplomáticos y el gerente del hotel, indicó a Efe el general Ibrahim Moalin Tagaysa.
Las fuerzas de seguridad somalíes aseguran haber matado a todos los terroristas de Al Shabab implicados en el ataque.
El presidente de Somalia, Hassan Shiekh Mohamud, condenó el ataque y amenazó con lanzar una ofensiva contra le grupo yihadista, en un momento en que muchos critican el fracaso de su gobierno en materia de seguridad.
"Matar a gente inocente no es un acto del islam, debemos eliminar a estos lobos", dijo el presidente somalí.
El grupo terrorista Al-Shabab, afiliado a Al Qaeda, se atribuyó de inmediato la responsabilidad del doble ataque.
"Hemos atacado la casa de los 'murtad' (apóstatas del islam), de los no-musulmanes, y hemos matado a decenas de ellos", afirmó el portavoz de Al Shabab Shiekh Abdiacis.
La milicia islamista Al Shabab anunció en 2012 su adhesión formal a Al Qaeda y lucha para instaurar un Estado islámico de corte wahabí en Somalia.
Tropas de la Unión Africana y regionales apoyan desde hace años al Ejército somalí en la lucha contra la milicia extremista, debilitada por la muerte el pasado año de su líder Ahmed Godane en un ataque aéreo estadounidense.
Ello no ha impedido, sin embargo, que Al Shabab haya cometido graves ataques como la matanza de la universidad keniana de Garissa el pasado abril, donde hombres armados mataron a 148 personas, la mayoría estudiantes.
A la libertad de movimiento de los hombres de Al Shabab, que a menudo cruzan a la vecina Kenia, contribuye la frágil situación de Somalia, que vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré.
La caída de Siad Barré dejó al país sin un Gobierno efectivo y en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra y bandas de delincuentes armados.