El Papa Francisco ha visitado este domingo un campo de refugiados de Bangui, capital de República Centroafricana, y ha invitado a los hombres, mujeres y niños que viven allí a que todos sean "hermanos" independientemente de su etnia o religión.
"Podéis vivir en paz cualquiera que sea la etnia, la cultura, la religión, el estado social, pero todos en paz, porque todos somos hermanos", ha subrayado el Pontífice tras coger el micrófono e improvisar un breve mensaje en italiano.
Mientras traducían sus palabras, Francisco ha invitado a los refugiados a gritar varias veces en su idioma que todos son hermanos. "¡Todos somos hermanos!", han repetido al tiempo que el Pontífice levantaba su brazo derecho con el puño cerrado e invitaba a decirlo una vez más.
El Papa ha leído algunos de los carteles que los niños del campo de desplazados habían preparado con mensajes de "paz, perdón, unidad y amor" y, en este sentido, ha invitado a todos a "trabajar y rezar, sobre todo, por la paz". No obstante, ha advertido de que "la paz, sin amor, sin amistad, sin tolerancia y sin perdón, no es posible".
Francisco ha llegado al campo de refugiados sobre las 12,30 horas donde decenas de personas desplazadas por el conflicto que azota al país le han recibido entre gritos y vítores. El Papa se ha paseado durante unos 30 minutos entre la gente rodeado de al menos una docena de agentes de seguridad, dando la mano y bendiciendo a los niños.
A comienzos del año 2015, el conflicto en República Centroafricana había dejado ya más de 850.000 desplazados, casi una quinta parte de la población del país, según datos de ACNUR. Muchos de ellos viven ahora en asentamientos para desplazados internos como el que ha visitado este domingo el Papa.
