Chiclana fue la protagonista de la noche al abrir y cerrar la función, la penúltima de preliminares con el coro del Alemania y con la chirigota de los hermanos Molina.
Los guerreros chiclaneros despliegan a ritmo de 2x4 el piropo a Cádiz con un tango ajustado al tipo y con una guerra de coplas.
Con espada y con pistola, su peligrosidad se deja al lado con su lucha más pasional y sentimental del Carnaval que doblega a la guerra.
El colofón a una noche descafeinada y desangelada en cuanto a calidad se refiere, la puso ‘Pa religión la mía’, que certificó que no fue flor de un día el año pasado con ‘Los serenissimos’ y que el 3x4 más personal y añejo tiene cuerda para rato.
Los coloretes, tarjeta más que identificable, volvió con más fuerza y con más pasión que nunca con un repertorio que volvió a encender al público que se entregó en cuerpo y alma una actuación que brilló de principio a fin.
Otra actuación memorable la que se marcaron estos chiclaneros. Apuntan otra vez a lo máximo.
Una religión que a través del compas, adoctrina sin remisión a un Falla que se viene abajo con un grupo que lo borda.