El entierro tiene su prolongación en cuartos, en un duelo muy tieso y fúnebre. El finado aparece en una nevera con bolsas de croquetas. Manuel vuelve a no defraudar con un recuerdo de su pase a una nueva fase y los éxitos que ha venido realizando.
Su bombo, la única chica, llora ante una letra que defiende la igualdad de la fiesta. La única chirigota de la historia del Falla que hace llorar.
No defraudan. El velatorio más alegre del mundo hace del Falla un tanatorio en el que salen las risas a borbotones. No te vayas todavía, Manuel, nunca.