Los cielos de la capital hispalense, así como los de otros provincias andaluzas -y los de buena parte de España, fundamentalmente la mitad sur peninsular- han amanecido este jueves con una tonalidad plomiza, casi sepia, y con el fenómeno conocido como 'lluvia de barro' como consecuencia de la combinación de una nube de polvo sahariano en suspensión y de la inestabilidad meteorológica traducida en borrascas sobre la región.
El origen de este polvo, mineral y no antropogénico --es decir, que su origen no está en la mano del hombre--, se localiza, según ha explicado a Europa Press el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Andalucía, Ceuta y Melilla, Luis Fernando López Cotín, en el desplazamiento de la nube, de una densidad "significativa", desde el Sáhara hacia el norte como consecuencia de un área de bajas presiones al oeste de Marruecos que, de hecho, ha afectado a Andalucía en días previos: esa situación ha hecho que predominen los vientos de componente sur.
Con la llegada de un marco de inestabilidad meteorológica y lluvias, las mismas 'lavan' y arrastran el polvo, ha precisado López Cotín, exponiendo que por esta misma razón no se prevé que la situación vaya a repetirse en días posteriores, máxime cuando la probabilidad de precipitaciones disminuye rápidamente a partir de este viernes.
El polvo lleva días en suspensión, si bien la falta de lluvias ha causado que el mismo no sea tan evidente, "más allá de la imagen de un sol algo más traslúcido y cielos más amarillentos de la cuenta".
El delegado de la Aemet en Andalucía, por último, ha explicado que este fenómeno no está relacionado con las 'boinas' que ocasionalmente rodean la atmósfera de núcleos urbanos, en tanto que la causa primigenia de esas situaciones es la contaminación, mientras que en la actual tesitura "el hombre no interviene".