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Viernes 22/11/2024
 
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Sevilla

Condenado a dos años y diez meses por agredir mortalmente a un hombre

El acusado golpeó a la víctima, que falleció una semana después en el Hospital Virgen Macarena, tras una discusión por un mechero

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La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a dos años y diez meses de cárcel al acusado de golpear en agosto de 2015 a un hombre con el que discutió por un mechero en un bar de la capital hispalense y que falleció una semana después en el Hospital Virgen Macarena a consecuencia de las heridas sufridas en la agresión.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Audiencia condena a J.L.M. a dos años y diez meses de prisión y al pago de una indemnización de 105.450 euros a la familia del fallecido por un delito de lesiones dolosas en concurso medial con un delito de homicidio por imprudencia grave.

El fallo, facilitado por el TSJA, se produce después de que un jurado popular declarase culpable el pasado mes de marzo de dicho delito al acusado, para quien la Fiscalía y las acusaciones que ejercen la familia del fallecido y la Junta en nombre de un hijo menor de la víctima solicitaron cuatro años de cárcel.

Para llegar a dicho veredicto de culpabilidad, el jurado tuvo en cuenta que el acusado no conocía que el fallecido padecía distintas enfermedades, a lo que se suma que "fue provocado", que únicamente le golpeó con los puños, que no hubo denuncia y que tampoco se dio a la fuga tras lo ocurrido.

Así, consideró probado que los hechos tuvieron lugar en la madrugada del día 10 de agosto de 2015, cuando ambos se encontraron en la calle y se inició una discusión después de que la víctima le pidiera un mechero y el acusado se negara a prestárselo, en el marco de la cual el acusado le propinó al menos dos golpes con los puños en la cabeza.

Seguidamente, la víctima cayó y se golpeó la cabeza contra el suelo, tras lo que llegó al lugar la Policía, manifestándole el agredido que no quería interponer denuncia, tras lo que falleció el día 17 de agosto en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla, según el jurado, que también declaró probado que el fallecido tenía patologías previas, una de ellas de naturaleza circulatoria.

Asimismo, el jurado consideró no probado que, en el marco de la discusión, el imputado propinara a la víctima al menos dos golpes con un objeto contundente como por ejemplo una botella sin partir, ni tampoco que le propinara otros golpes por el cuerpo, mientras que tampoco vio probado que le golpeara conociendo que, a consecuencia de la agresión, pudiera causarle la muerte.

Según el jurado, el acusado agredió a la víctima "sin conocer ni racionalmente prever que a consecuencia de esos golpes podía causarle la muerte", a lo que se suma que el tratamiento con anticoagulantes que recibía el fallecido "agravó de forma muy importante la repercusión del traumatismo encefálico", según recoge la sentencia consultada por Europa Press.

La Audiencia considera que, en este caso, "hubo sin duda golpes, y golpes causados con fuerza", pero estos golpes "se propinan con las manos, sin empleo de objetos contundentes", ya que "de haberse empleado una botella hubiera sido más que probable que esta se hubiese roto y causado algunas heridas por arañazos", no obstante "ninguna herida externa existía en cuero cabelludo que no fuera en la parte posterior producto de la caída".

"DESVENTAJA FÍSICA" DE LA VÍCTIMA

"Sin duda, los golpes tuvieron entidad, pero es que la víctima padecía entre otras patologías una que precisaba de tratamiento con anticoagulante", asevera la Audiencia.

Asimismo, manifiesta que "es evidente que el acusado tuvo conciencia de que su acción agresiva podía causar lesiones y que físicamente él era más fuerte que su contrincante, no solo porque lo superaba en estatura y peso (el acusado mide 1,78 y pesa sobre unos 85 kilos en tanto que el fallecido medía 1,74 y pesaba unos 75 kilos), sino porque se enfrentaba a una persona considerablemente afectada por el alcohol (que él sabía que mezclaba con otras sustancias), de lo que era plenamente consciente".

"No había razón para que de alguna manera reiterara golpes" contra el fallecido cuando éste "carecía de capacidad de respuesta", señala la Audiencia, que agrega que "si a la desventaja física se le añade el estado de afectación" que tenía la víctima, "se entiende que fue una actuación gravemente imprudente emplear ese grado de violencia en tales circunstancias".

LA DECLARACIÓN DEL ACUSADO

Durante la primera jornada de la vista oral, el procesado admitió que golpeó a la víctima pero aseguró que "no quería" matarlo porque "nunca ha tenido nada contra él" y eran amigos tras haber coincidido en prisión en la década de los 90.

Asimismo, aseveró que se encuentra "muy arrepentido" y que "no deja de pensar" en lo sucedido. "Me ha arruinado la vista esto, a mí, a mis padres y a mis hermanos", puso de manifiesto.

"Tenía mi trabajo, mis hijas, mi mujer, jamás en la vida me pude pensar que iba a pasar una cosa así", indicó el acusado, que añadió que se esperaba que "fuera una pelea normal y corriente como otra cualquiera".

De este modo, relató que conocía a la víctima tras haber coincidido ambos en el mismo módulo de la cárcel en 1997/1998, señalando que el fallecido "era una buena persona", aunque "había veces que bebía y tomaba pastillas y metadona y se ponía insoportable".

Además, indicó que también había coincidido con el fallecido tomando cervezas en un bar ubicado en las inmediaciones del cementerio de la capital hispalense, añadiendo que el día de los hechos, 10 de agosto de 2015, la víctima, que falleció una semana después de la agresión en el Hospital Virgen Macarena, se le acercó y le pidió un mechero.

MANDÓ UNA CARTA A LA FAMILIA DE LA VÍCTIMA PIDIÉNDOLE PERDÓN

"Le dije que no, porque sabía que era para fumar lo que fuera", pero "se mosqueó y se puso a insultarme y a increparme", declaró el encausado. "Le dije que se estaba equivocando, entonces se vino para mí y me puso la mano en la cara", por lo que comenzó una pelea en el marco de la cual el acusado le dio, primero, "un guantazo", y a continuación un puñetazo, tras lo que el fallecido perdió el equilibrio y se cayó hacia atrás, golpeándose la cabeza contra el suelo.

El acusado añadió que, en ese momento, "se quitó de en medio" porque estaba "atacado de los nervios", negando que de manera previa hubiera discutido con la novia del fallecido, que según dijo le tiró botellas de cristal tras la pelea y antes de que llegara al lugar de los hechos la Policía.

Asimismo, el imputado afirmó que, en el momento de la pelea, él no estaba drogado ni borracho, ya que sólo había tomado "cuatro o cinco cervezas", mientras que la víctima "estaba bebida".

El acusado agregó que, tras la muerte, mandó una carta a la familia de la víctima "pidiéndole perdón" y también acudió a Comisaría "porque entendía que no había hecho nada con intención y para aclararlo todo lo antes posible y que no hubiera equivocaciones".

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