Los vecinos de la barriada de La Cartuja, donde hay aproximadamente unas 2.400 viviendas, han perdido ya la cuenta de las denuncias que han presentado al Ayuntamiento de Jerez advirtiendo de las caídas que han sufrido por culpa del mal estado del acerado. No se trata de accidentes leves ni mucho menos, pues en el balance figuran fracturas de rótula y hasta de clavícula, además de casos como el de una señora que debido al golpe “se destrozó la cara”. El último episodio se producía el pasado domingo, cuando una niña de 20 meses se cayó tras tropezar por culpa del desnivel del terreno en una plazoleta de la calle Fraternidad, donde la acera está totalmente levantada por las raíces de los árboles. Debido al fuerte golpe en la frente, sus padres pasaron toda la mañana en el área de Observación de Urgencias del Hospital de Jerez por un traumatismo craneal.
Afortunadamente todo ha quedado en un susto, pero ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de las familia por las condiciones “tercermundista” e “inhumanas” en las que se encuentra su barrio. “Hoy le ha tocado a mi hija pero no es un caso aislado, la semana pasada una señora se partió la rodilla. Estamos muy cansados porque nosotros pagamos nuestros impuestos y mi hija no puede ni pegar un paso sin pisar un excremento de perro o tropezarse con el suelo levantado; lo denunciaremos en el Distrito Sur, pero esto quedará en una denuncia de tantas”, lamenta su madre, Mónica Leyra.
La presidenta de la asociación de vecinos Azul y Blanca, de La Cartuja, Rosa Alcobre, fue testigo de este “golpazo impresionante” y tiene claro que “si la niña llega a ir corriendo, se queda en el sitio”, porque le ocurrió prácticamente estando parada junto a sus padres. Lo tienen claro, no quieren que ocurra algo grave para que el Ayuntamiento actúe, como sucedió antes del verano couando un hombre de edad avanzada se precipitó desde tres metros de altura tras venirse abajo una de las barandillas. Ese suceso marcó un antes y un después. Los vecinos dieron un golpe sobre la mesa y avisaron al Ayuntamiento: o les hacía caso o se movilizaban y cortaban la carretera y para ello le hicieron entrega de un documento con 2.400 firmas. Era su forma de plantarse contra los “parcheos”. Una advertencia que, tal y como relata Alcobre, que el Gobierno municipal no desoyó, pues reaccionó actuando en la parte afectada y ha seguido reparando las barandillas para que estos incidentes no vuelvan a repetirse. Pero sigue siendo insuficiente.
El proyecto, licitándose
Ahora, el delegado de Infraestructuras, José Antonio Díaz, les ha dado la palabra de que este mes comenzarán las obras para intervenir en el acerado y en otros puntos, un proyecto que actualmente se encuentra en fase de licitación. En el colectivo vecinal no piensan andarse con rodeos, si llegados a noviembre nadie le mete mano al barrio, se manifestarán. “Hay miles de denuncias y de todo tipo, aquí no vienen a podar árboles, yo nunca he visto podar un árbol y llevo aquí viviendo más de 20 años; queremos que arreglen las aceras”, denuncia la representante vecinal, que explica que el abandondo de este enclave ha llegado hasta tal punto que los residentes tuvieron que costear de su bolsillo la limpieza de un jardín de la zona “lleno de ratas ”. Tienen claro que su barriada no puede esperar más y a las pruebas se remiten. No quieren que ocurra una desgracia que todos tengan que lamentar.