Miles de personas, en su mayoría jóvenes, se manifestaron ayer junto a la discoteca madrileña El Balcón de Rosales para rendir homenaje a Álvaro Ussía, el chico de 18 años que murió hace una semana supuestamente golpeado por porteros del local.
Convocada por la familia de Álvaro, sus compañeros y el colegio donde estudiaba, el Monte Tabor, en Pozuelo de Alarcón, la manifestación, que duró unos 45 minutos, arrancó con la lectura de varias oraciones leídas por el delegado de Juventud del Arzobispado de Madrid, capellanes del colegio y compañeros del joven fallecido.
A las oraciones siguieron cinco minutos de silencio, tras los cuales dos amigos de Álvaro leyeron cartas dedicadas a él.
Para terminar, se desarrolló una ofrenda floral durante la cual los compañeros y amigos de Álvaro se acercaron a un improvisado altar, donde se había depositado una corona de flores, para dejar las velas y flores que llevaban.
Un aplauso espontáneo cerró la concentración, a la que asistió la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que durante todo el homenaje permaneció junto a la madre y la hermana de la víctima, a la que agarraba del brazo.
Por su parte, el portavoz de la Asociación Madrileña de Empresarios por la Calidad del Ocio, Vicente Pizcueta, indicó ayer que se ha producido una “espiral de declaraciones incendiarias” en las que se ha “criminalizado” al sector del ocio tras la muerte de Álvaro Ussía y denunció la existencia de una “cierta caza de brujas” producida tras el anuncio del alcalde Ruiz Gallardón de cerrar una serie de salas expedientadas.
En declaraciones a Europa Press Televisión, Pizcueta reconoció que la muerte de Ussía conmocionó al sector del ocio, “comprometido con la calidad de vida del ciudadano”, pero apuntó que los responsables institucionales “terminan por precipitarse con el anuncio de una serie de ceses”. “Pensemos que hace dos días se estaba hablando de la necesidad de ‘encarcelar a los criminales que tienen asesinos a sueldo en la puerta de sus establecimientos”, comentó.