Durante el pleno ordinario de noviembre se ha aprobado por unanimidad considerar ‘Benalmadenses del Año 2020’ a Jesús Lobillo Ríos y Carmen Méndez Salas.
“Tanto Jesús Lobillo Ríos como Carmen Méndez Salas son personas muy queridas en Benalmádena, y con este reconocimiento queremos ensalzar la importante labor que cumplen dentro de nuestro municipio”, ha valorado el alcalde de Benalmádena, Víctor Navas, que ha anunciado que la distinción se entregará durante la celebración del acto institucional del Día de Andalucía en 2020.
A través de los ‘Benalmadenses del Año’, el Pleno Corporativo Municipal de la ciudad de Benalmádena distingue anualmente a aquellas personas que han destacado por su actividad, su ejemplo cívico o su aportación a la colectividad.
“Jesús Lobillo Ríos y Carmen Méndez Salas merecen el reconocimiento general de la ciudadanía y la consideración de benalmadenses del año por su labor en el campo del tejido social e intelectual el uno, y por su magnífica labor solidaria entre los más pobres en el caso de Méndez”, ha valorado el alcalde.
Jesús Lobillo Ríos nació en Córdoba en octubre del año 1943, llegando a colegiarse como médico a la edad de 21 años en la misma ciudad de Córdoba, trasladándose posteriormente a Madrid, donde llegó a desempeñar de jefe de Sección del departamento de rehabilitación del hospital Ramón y Cajal.
Empedernido lector, melómano y viajero, destaca por su carácter amable, paciente y reflexivo. Casado y con tres hijos, se instala en Arroyo de la Miel, donde se introduce rápidamente en la vida cultural de la ciudad. En 2016 funda junto a otras personas el Ateneo Libre de Benalmádena, y desde entonces éste viene funcionando con regularidad y ha incorporado a Benalmádena al movimiento de ateneos.
Carmen Méndez Salas nació el 19 de agosto de 1972 en Málaga, desplazándose inmediatamente a Arroyo de la Miel. Ya desde su juventud fue una persona muy activa en la práctica de actividades deportivas y de voluntariado, hasta que en el año 2012 visitó Tanzania junto a una compañera de trabajo, conociendo un orfanato situado en la aldea de Machumba de la ciudad de Arusha que la dejó impresionada.
Dos años más tarde, y tras una situación personal complicada, Carmen regresa al orfanato y decide implicarse personalmente en la mejora de sus condiciones, que en ese momento eran muy deficientes.
Crea una asociación para encauzar las ayudas hacia este orfanato, y a partir de ahí han sido numerosas las actividades que ha realizado para recaudar fondos, desde exposiciones hasta conciertos, pasando por obras de teatro, consiguiendo que gran parte de la ciudad se implique en esta sensacional labor solidaria.
Gracias a estos fondos, que se destinan íntegramente a los niños y niñas del orfanato, éste ha mejorado ostensiblemente sus instalaciones para albergar a unos 90 niños que han ido perdiendo a sus familiares y pertenecen al sector más golpeado por la pobreza. En el centro reciben la atención, alimentación, ropa, educación y cuidados médicos que todo niño necesita, donde la aportación de Méndez ha sido crucial, con gran orgullo de sus conciudadanos.