Los colegios profesionales de Arquitectos, Aparejadores y Administradores de Fincas de Málaga han alertado del riesgo de instalar piscinas portátiles en terrazas o azoteas sin el asesoramiento de un técnico, ante el incremento de ventas que se están produciendo por la situación derivada de la crisis del coronavirus y las limitaciones para acudir a piscinas convencionales.
Según el decano del Colegio de Arquitectos, Francisco Sarabia, una cubierta está preparada para soportar unos 200 kilos de peso por metro cuadrado, lo que equivale a una lámina de agua entre 10 y 20 centímetros de altura. “Si instalamos una piscina de un metro cuadrado y la llenamos con 50 centímetros de agua, duplicaría el peso que la estructura puede aguantar. Además, hay que tener en cuenta que estas piscinas se llenan hasta el metro o incluso más”, ha explicado.
Sarabia ha añadido que la facilidad en el montaje y llenado de este tipo de piscinas puede llevar a pensar que su instalación no va a producir una sobrecarga en el edificio “porque la piscina en sí pesa muy poco, pero lo importante no es el continente, es el contenido”.
El responsable de los arquitectos malagueños ha advertido que sin la supervisión de un técnico competente que compruebe la viabilidad de la instalación, pueden producirse daños en las estructuras de los edificios, poniendo en peligro a los usuarios. “Habrá que tener en cuenta el tipo de azotea y de vivienda, así como el tipo de piscina y la zona donde se va a colocar, porque si debajo existen elementos portantes será más fácil de instalar, pero si tiene voladizos o elementos más débiles es importante que lo revise un profesional”, ha apuntado Sarabia.
Desde la entidad colegial recomiendan que, antes de adquirir una piscina, los usuarios se pongan en contacto con un arquitecto o un arquitecto técnico para que compruebe el peso que es capaz de soportar la estructura de la terraza de su vivienda. De esta manera, sabrá si es viable instalar una piscina y el volumen de agua que puede soportar.
Por su parte, desde el Colegio de Administradores de Fincas de Málaga inciden en que antes de instalar una piscina en la azotea de un edificio, hay que comunicarlo a la comunidad de propietarios, junto con el informe técnico correspondiente. Además, el presidente de la Corporación, Alejandro Pestaña, explica que “en aquellas piscinas que pudieran ser objeto de uso comunitario este informe técnico contará con las especificaciones propias sobre las limitaciones de uso, aforo y sanitarias”.
Al mismo tiempo, Pestaña subraya que “si un vecino quiere instalar una piscina y esto supone la alteración de algún elemento común, debe contar con la previa autorización por unanimidad de la junta de propietarios y siempre que no suponga ningún riesgo para la finca ni para los vecinos”. En esta línea, los administradores de fincas recuerdan que si la intención es instalar una piscina portátil en una terraza particular, aunque en algunos casos no sea necesario el acuerdo de la junta de propietarios, al tratarse de un riesgo no previsto, si es preciso contar con un informe técnico que garantice que no se va a ver afectado ningún elemento y que la instalación es técnicamente viable, y tener en cuenta que cualquier incidencia originada por esta instalación, no estaría cubierta por el seguro de la vivienda ni de la Comunidad.
Técnico de cabecera
La presidenta del Colegio de Aparejadores de Málaga, Leonor Muñoz, ha incidido en la importancia para las comunidades de vecinos de contar con la colaboración de un especialista bien preparado que pueda asesorar sobre todo tipo de intervenciones en los edificios, previo a la adopción de cualquier decisión comunitaria que pueda afectar al uso de los mismos. Existen cuestiones relativas al mantenimiento de los edificios que, por su complejidad técnica, es conveniente que sean resueltas por profesionales cualificados para garantizar el buen funcionamiento del comportamiento del edificio a largo plazo, y especialmente en todo lo relativo a su estructura, instalaciones, seguridad y accesibilidad, entre otros aspectos.
Es por ello que se recomienda que toda comunidad de propietarios cuente con un “técnico de cabecera” para realizar todas las gestiones referentes al mantenimiento de los edificios. “Contar en las comunidades con un técnico de confianza es recomendable no solo por cuestiones legales, sino también por seguridad y ahorro” ha señalado Muñoz Pastrana, que apunta al “técnico de cabecera” como la figura encargada no solo de gestionar el plan de mantenimiento que todo edificio debería tener, sino también de realizar las inspecciones necesarias en el inmueble, aportar las mejores soluciones para problemas que puedan surgir, como grietas, desprendimientos, humedades, etc., realizar obras y reformas, así como mejorar en general la habitabilidad, accesibilidad y confortabilidad de los residentes en la comunidad.