La vendimia se encuentra ya a punto de finalizar en el Marco de Jerez, con una producción que no alcanzará la del año pasado pero que tampoco se alejará demasiado de los 57,3 millones de kilos de uva que se molturaron en la pasada campaña.
El último parte ofrecido por el Consejo Regulador -que tiene en cuenta las entregas realizadas hasta el lunes 31 de agosto- acumula ya 52,6 millones de kilos.
Eso implica un descenso de la producción del 8,20 por ciento, pero debe tenerse en cuenta que todavía quedan algunos lagares en funcionamiento que van a propiciar un leve incremento de la cosecha.
Por tanto, la caída final de la cosecha puede rondar el 5 por ciento. Será en cualquier caso la vendimia de menor producción de los últimos años, muy alejada de la de 2018, cuando se alcanzó una cosecha de 81,4 millones de kilos de uva; pero también de la de 2017, que se cerró con 74,9 millones de kilos molturados.
La uva tiene una media de 11,13 grados baumé, algo baja teniendo en cuenta que el Consejo Regulador exige un mínimo de 10,50.
En cualquier caso, Francisco Guerrero, de Asevi-Asaja, advierte de que el grado “no afecta mucho a la calidad” porque es algo que “se corrige después con el encabezamiento de los mostos”.
En Jerez han funcionado 16 lagares, habiéndose molturado 35,5 millones de kilos de uva, con una graduación media de 11,21.
Los cinco lagares de Sanlúcar de Barrameda han aportado hasta ahora 6,5 millones de kilos, siendo la graduación media de 10,77, prácticamente en el límite de lo permitido. De hecho, en este municipio ha sido necesario retrasar las labores de recogida de la uva para garantizar la maduración.
Las cooperativas de Trebujena ya finalizaron la vendimia, con 6,2 millones de kilos y un baumé de 11,04. Por detrás se encontraría Chipiona, que ha aportado 2,5 millones de kilos a la cosecha global.
El grueso de la actividad ya ha cesado en la mayor parte del Marco.
