Demasiada gente hay, que pasa por la vida sin atender y mucho menos entender lo que les ocurre. Sin ser capaces de sumar y seguir y quedándose en el restar y parar. Algunos se pierden entre rencores, sospechas y especulaciones. Otros se mueven entre banderías, en lugar de procurar alimentarse por ideales de transformación de la sociedad.
Atenciones y entenderes nos llevan a darles sentido a nuestro papel en la sociedad, procurando entre bolas y bulos no engordar la retórica para ingenuos o la dialéctica para pedantes. Con nuestro esfuerzo podemos hacer frente a situaciones muy complicadas, pero de la que es posible salir,impulsando nuestras habilidades y poniendo en valor lo que hacemos.
Debemos aplicar cierta perspectiva a las situaciones y a las cosas y veremos que todo puede medirse, que los nuevos pobres y esclavos tienen trabajo pero están muy lejos del mundo de los derechos. Es fundamental que no nos impacientemos ni nos rindamos en ningún momento.
Es bueno y deseable para todos que creamos en el ser humano y en nuestra capacidad para ser mejores. Por mucha razón que creamos tener, a veces, cierta a apatía nos impide realizar las acciones cotidianas. Entre actuaciones presenciales y virtuales, aplausos y abucheos, a veces el tufillo que nos llega es el que nosotros exhalamos.
Cuanto más pongamos los pies en el suelo, más posibilidades de éxito tendremos y mejor funcionarátodo. Con nuestras honestidades y principios en la mochila, y sin prejuicios le damos rienda suelta a nuestra imaginación.
Atendiendo y entendiendo, subrayamos lo que nos merece la pena y emborronamos lo que nos parece importante, exhibiendo lo insignificante y escondiendo lo notable, subiendo y bajando, abriendo y cerrando, dando y devolviendo.
Escribimos cosas que nunca habían sucedido, pero que luego pasaron. Cuando damos soluciones rápidas, limpias y eficientes, tenemos un plus de seguridad y nos sentimos felices con lo conseguido, pero siempre hemos de tener paciencia para saber cuándo es el momento de hacer los cambios que tanto deseamos.
El presente gana aunque no lo veamos, además adquirimos experiencias valiosas, nos entrenamos en realidades trabajadas, restituimos las voces silenciadas y aspiramos a nuestro objetivo más importante cuando nos levantamos y es que el mundo nos parezca más amable.
Si queremos cambiar las cosas necesitamos tiempo y hemos de saber traducir nuestros pensamientos en palabras, para hacerlas llegar a los demás, aclarando matices y superando contradicciones. Procuremos que nunca nos falten las sonrisas, andares ciertos y caminos por descubrir.
Comenzamos la aventura de escribir una historia con alegría y confianza en el futuro, siendo realistas y racionales y alejando nubarrones mentales innecesarios, lo que nos viene muy bien para ejercer una acción o tomar una decisión
En campo de todos y en tierra de nadie, hay motivos para desconfiar y esfuerzos para observar, entre recuerdos activos y olvidos pasivos,engaños, falsedades y descontextualizaciones .Todo podemos convertirlo en un descubrimiento y buscar caminos nuevos para que nuestras ideas sean influyentes.
