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Hablillas

Homenaje

Nuestro día a día se va imponiendo y es el periódico el medio que mejor transmite los cambios, donde el ser humano lee y observa la evolución de la rutina.

Publicado: 20/06/2021 ·
21:17
· Actualizado: 20/06/2021 · 21:24
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Satisface leer en el noticiario local la normalidad cautelosa en el programa de actividades de este verano que principia, aunque la lluvia y el fresco hayan acariciado estos últimos días como si se despidieran hasta octubre. Las tipas, también conocidas como acacias, alfombran de amarillo las aceras y los senderos del parque del oeste, dando la bienvenida a este buen tiempo que tantas ganas trae de disfrutar de espacios abiertos, de tomar aire con los ojos cerrados. Tardaremos en recuperar la tranquilidad -aventuran al menos un año-, pero la incertidumbre y el miedo se quedarán guardados en el bolsillo, junto a la mascarilla. Cuando se nos permita prescindir de ella, le echaremos mano al entrar en una sala donde el aforo esté un poco más concurrido. Necesitamos tiempo para volver, porque la experiencia de este año largo nos ha alterado el interior.

Nuestro día a día se va imponiendo y es el periódico el medio que mejor transmite los cambios, donde el ser humano lee y observa la evolución de la rutina. Entre ellos recoge la programación enfocada al ocio veraniego, el de las tardes y las noches con medidas de seguridad.

Entre la música y el espectáculo nos encontramos con una semana dedicada a la literatura, al libro. En este año y pico sin nuestra feria pequeña se ha echado de menos ese corto paseo engrandecido con los comentarios del librero y el amigo que aparecía. Al terminar la tertulia se fijaban en la luz de las bombillas, en el dolor en los ojos al mirarlas, en la magia al seguir alargando la tarde. Este año no echaremos tanto en falta las casetas marrones y la voz en off anunciando la cita en la carpa, porque el libro vuelve físicamente a ser acariciado por las manos, el aire y la voz con la peculiaridad del momento.

Es justo que tenga su sitio en esta programación, que los días de esta semana entre el veintinueve de junio y el dos de julio sean un homenaje a ese conjunto de hojas, a esas páginas virtuales que tanto han ayudado a vivir esta situación. La lectura no sólo nos ha mantenido vivos, sino que nos ha dado vida. Parece un tópico, un cliché gastado y recurrente, repetido y repetible tantas veces como se refierae el tema. Estos renglones han sido y son cómplices, porque a menudo han igualado la lectura a una tabla segura donde agarrarse, a una liberación, a un rescate.

Esta semana, estos días merecen ser un homenaje de cariño, respeto y admiración por el libro, por cuanto ayuda y acompaña. Porque salva la vida. Los lectores agradecemos este detalle. Tan grande.

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