La incidencia del alga asiática invasora Rugulopteryx okamurae sobre los barcos pesqueros es un problema que se viene denunciando en los últimos años. Esa denuncia se ha hecho especialmente gráfica en los últimos días con las publicaciones en redes sociales realizadas en Tarifa por Antonio Vegara, maestro de Cultura Emprendedora de Educación Permanente, implicado además en un proyecto de formación de alumnado rural en la fabricación de cosméticos aprovechando las algas de la zona.
Este lunes, Vegara compartió un vídeo de la llegada a puerto del ‘Segundo Juan’, el pesquero de Gregorio Lindes, tras faenar en la ensenada de Valdevaqueros, con “un cargamento que hace imposible volver a usar el arte de pesca, que al levarlo al barco y navegar con él pone en grave riesgo la seguridad de barco y de la tripulación”.
“La pesca artesanal del Estrecho es el último reducto de pesca sostenible de calidad donde poder establecer una relación amiga con la mar. Pero si se les ahoga en algas, impuestos, cuotas no repartidas y limitaciones sin valorar su realidad objetiva, sus necesidades, está abocada a desaparecer. Incluso aquellos arrojados que durante un tiempo se dediquen a lo furtivo”, añade Vegara.
Considera “urgente que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ceda una cuota extraordinaria y sostenible de atún rojo sedentario del Estrecho a los barcos de pesca artesanal perjudicados para que no interactúen con los enormes ríos submarinos de algas acumuladas en nuestros fondos, mientras se pone en ejecución un Plan de Actuación que devuelva a los fondos su estado natural. Y si no quieren actuar para eliminar el alga al menos que protejan la pesca artesanal”.
El problema del alga, extendida por el Mediterráneo y parte de la costa atlántica, no se limita al ámbito tarifeño. El propio Vegara compartió ayer mismo otro vídeo, grabado por Pedro Figeroa, un tarifeño que trabaja en el Servicio Marítimo, explica la publicación, y por el que “corre salitre en su sangre marinera”.
Está grabado en Lagos, al sur de Portugal, donde pudo ver “un arribazón de alga invasora asiática Rugulopteryx okamurae, prueba de la extensión de la invasión”.
“Me duele en el alma que tanto esfuerzo por la sociedad civil, por los sectores económicos afectados (pesca y turismo), por asociaciones y universidades no sea suficiente para convencer a la administración competente, Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico y la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la necesidad de creación de un Centro de Coordinación que ejecute ¡YA! un Plan de Actuación. Y me duele también mi espalda, no crean que escribir es solo contar realidades imaginadas, que junto a un enorme grupo de personas estamos locas leyendo, redactando, debatiendo, comprobando y volviéndonos a hacer la pregunta ¿cómo, cuándo, dónde, quienes y con qué? tras re-conocer los nuevos datos”, señala.
Explica Vegara que en agosto, dos de sus alumnas y la delegada de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Tarifa, mantuvieron un encuentro con representantes de distintos ámbitos de Azores (Portugal), porque están “muy asustados con la evolución de Rugulopteryx okamurae desde 2019 en su territorio”.
“Lo que está pasando en el Estrecho es el principio de la invasión no su final, lo repito porque algunas personas se creen que dejando morir nuestros fondos ya no va a más. Y no, va camino de colonizar hasta los puestos de churros de las ferias”, concluye.
