Almería acoge asentamientos de población extranjera repartidos por toda la provincia, especialmente en aquellos municipios en los que la agricultura intensiva bajo plástico es más fuerte, lugares en los que sus residentes afrontan con "mucha incertidumbre" la crisis del COVID-19.
En estos puntos, voluntarios de Cruz Roja atienden las necesidades de hombres, mujeres y niños de origen magrebí o subsahariano, con repartos como el que Efe ha podido presenciar. Una labor humanitaria que comenzó a primera hora en el polígono del Sector 20 de El Puche, en la capital almeriense, donde los miembros de la ONG almacenan el material a repartir posteriormente.
En concreto, un grupo de seis personas trasladó a dos de estos asentamientos, en la comarca de Níjar, unas 60 bolsas con alimentos de primera necesidad, como legumbres, aceite o leche, además de productos de higiene y otros suministros que puedan necesitar para su día a día.
La primera parada fue en el llamado Cortijo Don Domingo, en el que residen unas 60 personas, principalmente magrebíes, entre los que abundan familias con niños. Con el apoyo de la Guardia Civil, los miembros de la Cruz Roja organizaron una fila que permitía mantener la distancia de seguridad para evitar contagios.
Uno a uno, los inmigrantes se aproximaban a la caravana mostrando su identificación e indicando si tenían hijos o no. En el caso de que el beneficiario de esta ayuda estuviese solo, se le entregaba solo, si era parte de una familia, dos bolsas y seis litros de leche.
Aunque muchos habían acudido a trabajar, los aún presentes en cortijo mantenían que "hay menos trabajo". Es temporada de melón y sandía, unas frutas que requieren de más mano de obra al final, cuando se corta. Aunque aquí no se dan por rendidos y siguen tras una fuente de ingresos.
Muchos llevan años en Almería, si bien parte de los que viven en este asentamiento también son temporeros que acuden a otros puntos de la geografía española. No todos son chabolas de plástico, también se ganan metros a los cortijos, y la bicicleta es prácticamente el vehículo oficial para desplazarse entre invernaderos.
El agua y la luz no siempre están presentes en los asentamientos. En el Cortijo Don Domingo tienen la suerte de contar con explotaciones agrícolas cercanas que les permiten sacar tomas. No sucede lo mismo en La Pared-Los Cabezuelos, segunda ubicación a la que se dirige la comitiva de Cruz Roja, donde viven unas 400 personas.
Allí, la única forma de obtener agua es acudir a una fuente que queda a 500 metros del asentamiento. Pese a ello, la limpieza preside el lugar. Las colas aquí son mayores, y es difícil facilitar suministros en esta ocasión a todos los que los reclaman.
Una mediadora de Cruz Roja, Amal Bendaoued, explica a Efe que este tipo de salidas son las habituales en la zona de Levante de la provincia. "Normalmente, salimos de lunes a viernes a repartir alimentos, necesidades básicas, producto de limpieza y de higiene", dice.
"En este caso, dada la situación, aparte hemos atendido a unas cien personas, familias, padres, menores e individuales", apunta Bendaoued, quien apostilla que les explican también medidas que deben tener en cuenta sobre el lavado de manos, pasos a seguir en casos de presentar síntomas de coronavirus, y reparten folletos informativos. "Nos aseguramos de su estado de salud", incide.
"Hay mucha incertidumbre porque no saben lo que va a durar esto. Muchos se han quedado sin trabajo. No pueden desplazarse, no tienen permiso de residencia y les preocupa mucho salir, que los detengan por el camino, al no tener documentación y un certificado para poder circular. Sobre todo eso, incertidumbre por cuánto puede durar esto", concluye.