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Martes 19/11/2024
 
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Andalucía

PSOE-A, un año de transición con el reto de consolidar nuevo liderazgo

Con el reto en Andalucía de renovar el proyecto y consolidar el nuevo liderazgo ante un previsible adelanto electoral

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  • Pedro Sánchez y Juan Espadas en el acto de Jaén. -

El PSOE-A cierra el 2021 poniendo fin a un proceso de transición que se inició en enero, cuando la dirección federal puso fecha a su 40 congreso y, por ende, a los cónclaves regionales, con el reto en Andalucía de renovar el proyecto y consolidar el nuevo liderazgo ante un previsible adelanto electoral.

Sin prisa, pero sin pausa, el nuevo secretario general de los socialistas andaluces, Juan Espadas, ha seguido su particular hoja de ruta en esta etapa de transición con el afán de dejarlo todo "bien atado", aunque tuvo que modificar algunos de sus planes, como la fecha de la renuncia a la Alcaldía de Sevilla, que finalmente formalizó el pasado 20 de diciembre para poder tomar posesión como senador por designación autonómica al día siguiente.

La posibilidad, entonces sin una base cierta, de un anticipo de las elecciones en Andalucía fue la coartada de la dirección federal para activar en el mes de mayo el proceso de primarias para elegir al candidato a la Junta tras constatar que la entonces secretaria general, Susana Díaz, no iba a dar un paso a un lado.

Las primarias dieron la victoria a Juan Espadas el 13 de junio y, aunque Díaz anunció que no optaría a la reelección de la secretaría general y ambos acordaron que dejaría todos sus cargos en la Comunidad andaluza, la transición del liderazgo se alargó hasta el 28 de septiembre.

Pese a que había sido elegida senadora por la comunidad autónoma el 21 de julio, no fue hasta el otoño cuando renunció a su escaño en el Parlamento regional y a la presidencia del grupo socialista, una situación que no ayudó a escenificar el cambio pretendido por Espadas en la forma de ejercer la oposición al gobierno.

El tránsito hacia el nuevo PSOE-A seguía además pendiente de la celebración del congreso regional convocado para principios de noviembre y aún quedaban los cónclaves provinciales, que acaban de celebrarse, unos procesos en los que Espadas se empleó a fondo para apuntalar la unidad en torno al nuevo proyecto.

La primera gran decisión política tras convertirse en el nuevo líder de la oposición fue plantear al PP un acuerdo para la aprobación de los presupuestos -como alcalde ha pactado las cuentas municipales a izquierda y derecha- y, de esta forma, aislar a Vox y alejar la posibilidad de un adelanto electoral, una estrategia que sorprendió a propios y extraños.

No fue posible, lo que no ha impedido que el PSOE haya respaldado con posterioridad otras leyes de calado después de que Vox dejara de prestar su apoyo al Gobierno bipartito del PP y Cs. De esta forma, Espadas busca que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, no tenga excusas para adelantar las elecciones.

Ganar tiempo para conseguir recuperar el gobierno de la Junta es el objetivo de la federación andaluza, la más numerosa del partido, pero también de Ferraz, que necesita la victoria en esta comunidad para obtener unos buenos resultados en las próximas elecciones generales.

Sin embargo, las encuestas no son favorables para el Partido Socialista: el último barómetro del Centro de Estudios Andaluces (Centra) indica que el PP ganaría las próximas elecciones andaluzas con entre 44 y 46 diputados y que podría gobernar con Vox, mientras que el PSOE obtendría entre 31 y 33 (con Susana Díaz al frente sacó 33 frente a 26 del PP).

Espadas, sin escaño en el Parlamento andaluz, es además poco conocido entre el electorado fuera de su provincia y, aunque ya ejerce de líder a tiempo completo, parece difícil que se pueda consolidar en tan poco tiempo.

Si se produce un retroceso del PSOE en los comicios autonómicos, la crisis interna amenaza con reabrirse en la federación andaluza, máxime si los socialistas perdieran un año después la alcaldía de Sevilla, el principal ayuntamiento que presiden en España.

Lo cierto es que Espadas no lo tiene fácil, se la juega si el PSOE no logra recuperar el voto de los 400.000 abstencionistas de las últimas elecciones, y el fracaso sería mayúsculo si además no ganan estos comicios, algo que en la historia de la autonomía andaluza sólo ha ocurrido una vez -en 2012-.

Con los partidos a la izquierda del PSOE fragmentados, la posibilidad de una alianza que le permita gobernar se antoja aún más difícil, de modo que los más realistas en el partido apuntan en privado que la reconquista de San Telmo es un objetivo a medio plazo.

Creen que la posible entrada de Vox en el gobierno tras las elecciones hará que se visualicen, pasada la pandemia, las políticas de derechas en toda su dimensión y que ello ayudará a recuperar al electorado de una comunidad que tradicionalmente ha sido de centro-izquierda. E

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