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Acento andaluz

Deseos de convivencia real

2022 apura sus últimos días en el calendario y, como cada navidad, una gran mayoría de mortales se ilusiona con sus particulares declaraciones de intenciones...

Publicado: 18/12/2022 ·
22:47
· Actualizado: 18/12/2022 · 22:47
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  • Debate en el Congreso. -
Autor

Fernando Pérez Monguió

Presentador de 'Acento Andaluz' en 7 Televisión y jefe de informativos de la Cadena SER Andalucía

Acento andaluz

Fernando Pérez Monguió analiza en este espacio la actualidad andaluza, con fibra progresista y corazón social

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2022 apura sus últimos días en el calendario y, como cada navidad, una gran mayoría de mortales se ilusiona con sus particulares declaraciones de intenciones personales y colectivas para el nuevo año. Me centraré en las segundas. El gran deseo que formulo es que baje el ruido, la crispación y una polarización insoportable que va camino de romper las normas básicas de la convivencia. En este sentido, suscribo de la primera a la última letra del discurso que pronunció el periodista Carles Francino al recoger días atrás el Ondas por su trayectoria profesional: “Celebro mucho que el jurado ponga el acento en que nosotros huimos de esa opción del ruido y de la polarización. Porque, aquí en Cataluña sabemos muy bien, por los últimos años, el periplo que supone convertir un debate legítimo sobre ideas legítimas, en la negación del adversario político. Ese modelo no funciona ni para Cataluña ni para el conjunto de España. Tener a medio país encabronado con el otro medio y trabajar para que eso sea así es un nefasto proyecto de futuro. Creo que nuestra obligación, desde nuestro modesto lugar de trabajo, es combatirlo, denunciarlo y, en lo posible, atemperarlo. Si no, no vamos bien”.

En efecto, no vamos bien. Entre todos, en mayor o menor porcentaje, estamos contribuyendo a vivir en una sociedad fallida, partida en agua y aceite, donde es imposible convocar en nombre de lo común para la más  mínima empresa, donde cotizan a la baja verbos en desuso como empatizar o escuchar, donde el insulto supera al argumento, donde el grito aplasta la explicación, donde la mentira no avergüenza a quien la usa con intereses espurios, donde la verdad no interesa si va contra mis preferencias, donde el fin siempre justifica los medios, donde el camino más corto es el que más daño ocasiona y donde el odio se impone casi siempre a la fraternidad.

Todas estas prácticas tóxicas para la convivencia corrompen a diario nuestras vidas y resulta un ejercicio muy simplista y ciertamente vago pensar que la responsabilidad es del encanallamiento del tablero político. Culpa claro que tienen los partidos, pero no en exclusiva porque muchos medios de comunicación y la ciudadanía se han sumado con gusto y sin el menor rubor a este círculo vicioso y nocivo. De ahí que resulte urgente que todas las personas y el periodismo hagan autocrítica en 2023 y ayuden a bajar los decibelios y abandonar las trincheras del pensamiento único que queremos imponer a quienes consideramos enemigos o adversarios en lugar de paisanos o compatriotas.

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