Fuentes de la Delegación en Cádiz de la Consejería han explicado a EFE que la mortandad comenzó a detectarse a mediados de agosto en un coto de Vejer de la Frontera y que aún se están analizando muestras para determinar el virus causante.
Los técnicos de Medio Ambiente, tras descartar su primera hipótesis, que se debiera a un tóxico, han determinado que el virus tampoco está relacionado con la Fiebre del Nilo, Newcastle o la gripe aviar, por lo que “siguen recogiendo muestras” para determinar que tipo de virus y que “en todo caso, no se había dado nunca en la zona”.
La Delegación ha informado a los cotos de la provincia que se puede seguir cazando en el área “con normalidad” y manteniendo “las vedas y periodos hábiles” para la actividad cinegética y no entra a valorar si estas piezas se pueden o no comer puesto que este extremo, según dicen, no es de su competencia.
Las fuentes apuntan a que no se tiene aún una estimación del número de perdices y faisanes afectados pero aseguran que “la actual merma de la población no se puede atribuir sólo a esta nueva enfermedad”.
“Desde junio de 2009 a junio de 2010 (es decir, antes de que se detectara el virus) ya se había producido un acusado descenso en la población debido a que las condiciones meteorológicas han afectado negativamente a la reproducción”, señalaron las fuentes.