Tras dos años de invasión de Ucrania, las autoridades rusas siguen cometiendo violaciones de la ley internacional constitutivas de crímenes de guerra, entre ellas ataques a zonas civiles y uso extendido de la tortura contra prisioneros, denuncia este viernes un informe de la ONU.
El nuevo documento de la Comisión Internacional Independiente para Ucrania, que se presentará la semana que viene ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, concluye que las fuerzas rusas ignoran habitualmente los efectos de sus ataques contra áreas civiles, o utilizan "sistemáticamente y de forma extendida" la tortura.
"Nos preocupa la escala, prolongación y gravedad de las violaciones de derechos humanos y los crímenes que hemos investigado, y su impacto en víctimas y comunidades afectadas", resumió al presentar el informe en una rueda de prensa el experto noruego Erik Mose, presidente de la comisión.
En lo referente a tortura, la comisión que completan el colombiano Pablo de Greiff y la india Vrinda Grover ha identificado tortura de prisioneros ucranianos en al menos cuatro provincias de Ucrania y tres de Rusia, donde prisioneros de guerra estuvieron detenidos entre 9 y 15 meses y sufrieron a menudo abusos durante todo ese periodo.
En la Federación Rusa, las torturas eran llevadas a cabo habitualmente por miembros de las Unidades de Usos Especiales, los denominados "spetsnaz", en interrogatorios a menudo dirigidos por empleados del Servicio Federal de Seguridad FSB, heredero del soviético KGB.
En muchos centros de detención los prisioneros eran ya recibidos con palizas y electrochoques mientras les decían "bienvenidos al infierno"; las torturas proseguían durante meses, en cualquier parte del centro de detención, acompañadas en ocasiones de abusos sexuales, según el informe.
Las condiciones de detención eran inhumanas, y muchos exprisioneros indicaron a la comisión que tuvieron que recurrir a alimentarse con gusanos, jabón, papel o comida de perro.
En el apartado de ataques indiscriminados a zonas civiles, el informe recuerda que al menos 10.582 civiles han muerto y 19.875 resultaron heridos en más de dos años de invasión, muchos de ellos por el impacto de bombardeos aéreos y con artillería.
El informe recuerda especialmente el asedio de Mariúpol, entre el 24 de febrero y el 20 de mayo de 2022, donde los ataques dañaron 15.555 estructuras y las autoridades ucranianas estiman que miles de civiles fallecieron.
El asedio incluyó ataques con tanques contra hospitales, indica el informe, que también refiere casos más recientes, como el ataque a un café en Hroza, provincia de Járkov, que causó la muerte de 36 mujeres, 22 hombres y un niño el 5 de octubre de 2022.
El 29 de diciembre del pasado año, una ola de ataques rusos contra ocho ciudades ucranianas causó la muerte de más de medio centenar de personas, y al día siguiente una ofensiva similar contra la ciudad rusa de Belgorod provocó la muerte de 25 personas.
El informe documenta también ataques contra patrimonio cultural, incluidos bombardeos contra los centros históricos de Odesa y Leópolis, parte de la lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El informe también denuncia el traslado ilegal de niños ucranianos a zonas bajo control ruso, como la península de Crimea, y casos de violaciones y abusos sexuales contra mujeres ucranianas.
El documento habla en menor grado de abusos por parte de Ucrania en el conflicto, pero sí cita violaciones de derechos humanos contra detenidos por sospechas de colaboración con la ocupación rusa.