Espacio y tiempo
Desde que el mundo es mundo, existen dos elementos fundamentales que nos permiten valorar los diferentes contextos y situaciones que se han ido produciendo a través de las diferentes épocas. Estos son sin duda alguna el ?espacio? y el ?tiempo?...
Según la Real Academia Española, el espacio es “ La extensión que contiene toda la materia existente” y el tiempo “La magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro”.
Hace algunos años tuve la ocasión de escuchar una magnífica ponencia sobre este tema al prestigioso sociólogo vasco Imanol Zubero. En ella, analizaba la importancia de saber el espacio que ocupamos y el tiempo que vivimos, lo que nos permite situarnos y tomar decisiones con la mayor rigurosidad según la realidad de cada cual.
Todo esto viene a cuento, porque cada vez observo con más preocupación como existen personas que se empeñan en seguir ocupando espacios en los que ya no están y tiempos que, por mucho que se empeñen, nunca volverán. Quizás uno de los ámbitos más proclive a ello es el de la política. Te encuentras muchas personas –por desgracia para ellos/as– que no saben conjugar bien este binomio.
Hace unas semanas, leí una entrevista en la que sentí una profunda compasión por quién era entrevistado. En ella, el susodicho, manifestaba que aunque ya no era alcalde, la gente por la calle le decía algo parecido a que todavía se le reconocía como tal, para a continuación seguir hablando como si lo fuera.
En la vida, si importante es saber llegar y mantenerse, lo es aún más retirarse. El tiempo que es finito en si mismo, marca –nunca mejor dicho y valga la redundancia– los tiempos de nuestra vida. No debemos ni es aconsejable, vivir tiempos que no nos corresponden y espacios que ya no ocupamos. Si así fuera, nos podemos hacer tal cacao mental, que a buen seguro nos va a producir situaciones inverosímiles que en nada ayuda a quien se sigue creyendo el centro del universo y el dios a quien todos/as tienen que adorar.
Los seres humanos tenemos que hacer una correcta lectura de los acontecimientos. De ello depende que podamos leer con exactitud los códigos que nos van a permitir situarnos como personas en un determinado contexto. El problema viene cuando nos empeñamos no sólo en no querer aceptar esas instrucciones, sino que incluso no deseamos siquiera realizar la lectura.
Cuando una persona es calificada como “inmatable” –sea cual fuere la acepción de esta– se le está haciendo un flaco favor. Absolutamente nadie es capaz de sobrevivir al paso del tiempo y al espacio que ocupa en cada momento. Las personas estamos continuamente viviendo distintas realidades ante las que nos tenemos que situar. Cada segundo, cada minuto que pasa en nuestras vidas, nos exige posicionamientos ante la realidad que continuamente estamos percibiendo, nos guste más o nos guste menos los hechos ocurren sin posibilidad de volver atrás.
Sobreviviremos mejor aquellos/as que seamos capaces de aceptar los signos de los tiempos, lo cual no significa que no podamos trabajar para que aquellos que nos gusten menos no se produzcan más.
Cada acción que desarrollamos por muy nimia que nos parezca, permite transformar situaciones.
Sé, como dice el dicho que “nadie escarmienta por consejo ajeno”, pero háganme caso y no se crean lo que ya no son, favor que agradecerán y ridículo que se ahorrarán.
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