De esta tierra andaluza ya no me sorprende nada, sobre todo del buen comportamiento que siempre tiene ante las adversidades, rompiendo con todo lo establecido y entregándose de lleno a las buenas causas. Andalucía siempre fue tierra de apoyo, de solidaridad y entrega, y jamás ha tenido la intención de servir de ejemplo para nadie; aquello que hace, lo hace desde esa virtud acogedora y protectora que siempre nos ha caracterizado. Es la mayor virtud que el andaluz tiene y del que puede presumir.
Quiero rescatar el comentario de mi amigo Manu Suero sobre todo este despliegue de fraternidad y solidaridad que estamos viviendo: “La solidaridad en la gente es innata, en Valencia, ante todo lo que está ocurriendo, no se piensa, se deja todo lo que se esté haciendo, se pilla lo primero que se tiene a mano, y con ese sentimiento amargo que se te sale por los ojos, comienzan a andar”. Y así ha sido en todos los rincones de esta tierra, así sigue siendo y espero que nunca perdamos ese gen tan particular y necesario que tenemos implantados y que a veces, dejamos de escuchar.
Toda España se vuelva con dicha tragedia, es algo que nos engrandece, que da esa visión de unión, pero lo que yo estoy viviendo en Andalucía es enorme, grandioso; no cesan de buscar lugares para llevar todo aquello que se tiene a mano, sin más preguntas, que a veces, entiendo que sean necesarias para definir bien la ayuda, pero entendedme, esto sale de nuestra forma de ser, nuestra actitud y de ese don tan característico del andaluz. Aquí no nos da tiempo a cuestionarnos nada, es ver las imágenes de nuestros compañeros valencianos y el instinto brota sin control.
Andalucía tiene puntos de recogida de alimentos y materiales necesarios para llevar a nuestra gente de Valencia por todos los rincones y un corazón tan grande que no cabe en esta gran comunidad. Es todo un orgullo que siempre estemos dispuestos para compartirlo. Gracias, Andalucía.