“Mi abuelo me dijo que hay dos tipos de personas: las que trabajan y las que buscan el mérito. Me dijo que tratara de estar en el primer grupo; hay menos competencia”. Indira Gandhi.
La solidez de los partidos políticos se sustenta en el poder de los territorios, aquel que tiene presencia en muchos con sedes abiertas al público y con personas trabajando o, al menos, rondando la idea suele tener -como poco- un suelo que le permite sobreponerse a los imprevistos del paso del tiempo y a las modas. Este es el caso, sobre todo, del PSOE, que es la formación con más sedes abiertas -4.002 registros en su web-, también del PP, que proviene de aquel antiguo Alianza Popular fundado por Manuel Fraga. IU también tiene cierta solidez asamblearia y es así a pesar de cómo han manoseado a la formación del yugo y el martillo en los últimos años, pero el comunismo, que suena ahora casposo como otros términos políticos en decadencia, tiene un fundamento ideológico que alimenta a adeptos y de entre ellos emanan híbridos como ese podemismo tontorrón que ha roto en personajes perfectamente prescindibles como Errejón, Monedero, Iglesias o la propia Montero, todos ellos originarios de un discurso similar del que han ido distanciándose hasta convertirse en algo así como hologramas de la idea. Fantasía.
Seguramente fruto del marketing político, de las nuevas tendencias de pensamiento, de la intromisión en nuestras vidas de las redes sociales y de lo que éstas representan de cara a expandir ideas, del uso medido y desmedido de la verdad manoseada que es como una mentira a medias y eso es una verdad -como poco- discutible, florecen de unos años a hoy formaciones relámpago que cubren la necesidad ideológica del momento y un ejemplo claro fue la vertiginosa ascensión y posterior declive de Ciudadanos. Sin poder en los territorios debido a un auge desproporcionado que le llevó a crecer como lo hace un castillo de naipes, ocupando el centro ideológico que es donde habita la mayor parte del electorado, la formación naranja se forjó en base al carisma de su líder, Albert Rivera, al que la suma de una serie de errores de ego le borró del espectro en un pis-pas. Es lo que tiene subir como la espuma, bajas a idéntico ritmo.
A Vox le sucede algo similar. No cree ni en el municipalismo ni, por añadidura, en la política autonómica, tampoco en la fortaleza de sus líderes locales y, es más, en este sentido hoy los prefiere de medio pelo y dóciles no sea se pongan farrucos como Olona, Smith o Espinosa de los Monteros, le basta el discurso nacional amparado en la potencia de su líder Abascal y en esa gasolina que hoy representa el hartazgo del ciudadano con la clase política y que demuestra radicalizando su voto: Miley o Trump son dos ejemplos, ese último condenado a solo unos días de ser nombrado presidente y lo será por tanto siendo el primero que entra en la Casa Blanca como delincuente. Pero eso a su electorado le importa poco, la corrupción está amortizada en política y es realmente llamativo el hecho de que ni ser corrupto ni ser mentiroso condene al ostracismo a un líder, al que solo parece afectarle el parecer idiota porque -a la vista está- se puede seguir o votar a un chorizo o a un embustero pero nunca a un imbécil. Y dicho así, hasta razonable parece.
Como el asunto ideológico no es el principal para reclamar el voto dado que ese debate -el ideológico- parece superado, la política se ha transformado de manera demasiado evidente en un oficio rentable del que vivir como lo son tantos otros solo que éste no requiere de estudios obligatorios, procesos justos de selección, exámenes u oposiciones ante tribunales imparciales ni, tampoco, mandar currículums a destajo o apuntarse al paro; se trata de estar en el sitio adecuado y hacer contactos y relaciones. Y en base al negocio se nos presentan diferentes modelos del mismo y formaciones para todos los gustos, algunas autonómicas bajo la bandera de un independentismo, por ejemplo, que persigue como objetivo justo el no conseguir nunca la independencia sino en prolongar eternamente la lucha por ella porque mientras ésta esté activa seguirá habiendo negocio, en cambio si se consigue la cosa cambia. Es mejor ser clave en las sumas finales y pedir la lista de los reyes magos cada tres días que ser independientes del todo y no tener a quien pedir nada más allá de al ciudadano votante vía impuestos.
Las formaciones independientes a nivel local son, dicho lo cual, también claves. En un momento en el que solo dos formaciones son sólidas, PP y PSOE, y otras dos muy vulnerables, como el enjambre de la izquierda y Vox, un partido independiente local con solo algunos concejales otorga alcaldías o las cambia de manos como ha hecho Jaén Merece Más porque el PSOE le ha dado lo que el PP solo le prometió. Independentismo catalán versión municipal. Porque la holgura del independiente es que su posición ideológica es difusa, pueden ser más o menos de izquierdas, o más o menos de derechas o más o menos del negocio que beneficie a su territorio y, dicho sea, hacen bien, para eso les votan. Para que mejoren el territorio. De hecho, sinceramente y sin ánimo de ofender, pero todos los del PP parecen de derechas y una buena mayoría de este PSOE acomodado también parece de derechas.
La Línea 100x100 está en proceso de mutar en un modelo nuevo. Una localidad que pese a ser frontera con Gibraltar, situada geográficamente en un enclave único y con evidentes potenciales en materias energéticas o marítimas, encabeza los peores rankings de todo lo malo. Malo como los liderazgos políticos que ha tenido en las últimas décadas, años del GIL -entre otros-. De los 25 concejales del ayuntamiento de La Línea, 22 son de La Línea 100x100, 2 del PSOE y 1 del PP, algo histórico que se explica ante el hartazgo del ciudadano linense de formaciones que no han solucionado sus problemas y el convencimiento de que unidos para lo suyo son más fuertes y que las ataduras de otras formaciones con sus mandos en Madrid o Sevilla les resta.
Sus dos diputados del partido judicial le dan la mayoría al PP en la Diputación y, mañana mismo, si se les antoja, si se les mejora la oferta, si a Juan Franco, alcalde y líder, le da un aire seco venido directamente desde las costas de Tánger, se la dan al PSOE. El hecho mantiene vivo y saltarín a su socio actual y alerta ante la permanente amenaza porque cíclicamente filtran reuniones con el ministerio para hablar de ese estatuto especial que persigue Franco y cosas por el estilo y, también, sabiéndose especialmente queridos además por la trascendencia que tendría para la ministra Montero inaugurar su liderazgo en el PSOE-A quitándole una Diputación al PP. Pero lo cierto, y lo es 100x100, es que los de La Línea están cómodos y a gusto con el actual pacto, al menos mientras el PSOE no les traiga la luna atada con un lacito albiceleste, sus colores.
La mutación genética supone un riesgo ante la división celular al representar un cambio en la secuencia del ADN, aunque en este caso también se podría entender como la expansión de una franquicia rentable antes de que otros copien el modelo y en la próxima legislatura aparezca con fuerza un Puerto Real 5 Jotas, Villamartín Nuevos Tiempos para la Lírica o en Jerez de la Frontera se comen las papas enteras... La Gente de Franco, Juan, están buscando partidos para absorber y candidatos en lugares como Sanlúcar, Cádiz, Chipiona, Jerez y otros muchos sitios, teniendo en cuenta que en el Campo de Gibraltar ya tienen candidaturas abiertas en varias localidades. La idea es que su marca 100x100 ocupe el segmento de partido independiente local y optar a que sus dos diputados actuales sean más para consolidar su fortaleza provincial. Así también evitan que otros les copien en el negocio lucrativo de ser claves en la suma final de instituciones mayores y presupuestariamente solventes. Incluso hay quien va más allá y sueña con elevar el modelo al plano autonómico uniendo a formaciones independientes sueltas bajo una misma marca, cierto 100x100, con la que concurrir y ser claves, sean en diputaciones o Junta. Es que han visto que de pronto les llegan millones y millones. Y eso mola. Pero si Puerto Real 5 Jotas sacara los diputados necesarios para el PSOE o para el PP, La Línea puede dejar de recibir manteca. Y eso no mola, 100x100 que no mola.
Por tanto, se puede decir que el negocio sobre los restos para las sumas finales con origen en los municipios medianos ha quedado estructurado y cuando en Puerto Real -por poner un ejemplo- entiendan que si de los 25 concejales, 22 son de Puerto Real 5 Jotas y logran diputados claves, les pueden caer muchos euros de los remanentes de Diputación, de la Junta y hasta negociar con el gobierno central porque en el 5 Jotas no hay servilismo estructural ni nadie más al que contentar que no sea a su electorado. Eso sí, han de lidiar entre ellos mismos con la pelea que siempre se suele dar por arrimarse las mejores cucharadas soperas cuando se viene, políticamente, con el ansia desmedida que acarrea el hambre. Y qué mala es la jambre.
