En Andalucía, la gastronomía juega un papel fundamental durante la Semana Santa, especialmente el Viernes Santo, cuando las tradiciones religiosas dictan la abstinencia de carne. Este día es una oportunidad para disfrutar de recetas que han pasado de generación en generación y que reflejan la creatividad de la cocina andaluza. El potaje de vigilia, hecho con garbanzos, espinacas y bacalao, es uno de los platos más conocidos. Su preparación varía ligeramente según la provincia, pero siempre mantiene su esencia de sencillez y sabor.
Otro clásico son las torrijas, un postre humilde pero delicioso que se elabora con pan del día anterior, leche, azúcar, canela y huevo. Aunque tienen raíces religiosas, hoy en día son un símbolo dulce de la Semana Santa en todos los hogares. En algunos pueblos, como en Alcalá de Guadaíra, se organizan concursos de torrijas donde los vecinos comparten sus mejores versiones de este postre.
No podemos olvidar los dulces que las monjas elaboran en los monasterios, como los pestiños o los huesos de santo, que tienen un sabor único y artesanal.
Además, el Viernes Santo es una ocasión para degustar pescados como el cazón en adobo o la merluza en salsa verde, sobre todo en localidades costeras, donde el pescado fresco se convierte en protagonista.