Canadá celebra este lunes unas elecciones marcadas por la caída del primer ministro Justin Trudeau, pero especialmente por la hostilidad del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha hablado en varias ocasiones de convertir a su vecino del norte en el estado número 51, rompiendo así con decenas de décadas de relaciones cordiales entre dos colosos del continente.
El abrupto regreso de Trump a la Casa Blanca con constantes ataques a Trudeau y la soberanía de Canadá, sumado a la imposición indiscriminada de aranceles, ha enrarecido las relaciones con los canadienses, que ya la semana pasada acudieron en masa a votar de manera anticipada, batiendo los registros de 2021.
Más de siete millones de personas han votado de manera anticipada, un 25 por ciento más que en las pasadas elecciones, con el voto por correo también mejores cifras. Un entusiasmo por las urnas por el cual el primer ministro Mark Carney intentará seguir al frente del Gobierno, después de asumir el cargo en marzo, dos meses después de que Trudeau saliera y dejara a los liberales contra las cuerdas.
El principal escollo lo representa el líder conservador, Pierre Poilievre, un viejo conocido de la clase política canadiense, en comparación con la corta carrera de Carney en estas lides. No obstante, ha ido menguando el capital político que un día le puso claramente al frente de las encuestas, cuando se rumiaba la salida de un Trudeau acuciado por las críticas tras casi una década como primer ministro.
La guerra arancelaria desatada por Trump ha cambiado por completo la dinámica con la que se topó Carney nada más asumir el control del gobierno y convocar elecciones anticipadas apenas unos días después, llegando a estar el Partido Liberal en alguna ocasión hasta 20 puntos por debajo de los conservadores.
A Poilievre se le ha reprochado, incluso desde su espectro político, estar en algunas cuestiones en demasiada sintonía con el presidente Trump, que desde que ha vuelto a Washington no ha perdido oportunidad de cuestionar la soberanía de Canadá como Estado independiente y acusar a sus vecinos del norte de ingratos.
Esto y su gestión de la crisis ha beneficiado a Carney, a quien no parece estar haciéndole mella los intentos conservadores por relacionarle con Trudeau. El primer ministro se sitúa ahora cinco puntos por delante de Poilievre, y no se descarta tampoco que logre superar ampliamente la mayoría absoluta que otorgan 172 escaños del Parlamento, según una última encuesta de CBC, la televisión pública canadiense.
En caso de no que se lograra esa mayoría parlamentaria, el partido más votado debe buscar lo que se conoce como 'acuerdo de confianza y suministro', una suerte de alianza informal --que no una coalición--, a través de la cual logra el visto bueno de esta formación para aprobar leyes, si bien en legislaciones clave, como los presupuestos del Gobierno, el margen de maniobra es menor.
ASUNTOS DE CAMPAÑA
Además de la amenaza que supone este segundo mandato de Trump, la sociedad canadiense coincide en señalar como grandes desafíos para el gobierno que salga de las urnas el alto coste vida, los precios inaccesibles de la vivienda, o una soberanía energética que reduzca el consumo del petróleo estadounidense, si bien eso abrirá a buen seguro nuevas vías de conflicto con las comunidades indígenas.
Poilievre ha intentado aprovechar ese descontento dejado por casi un década de Trudeau al frente de Canadá y ha prometido reducir la burocracia y cortar el gasto, a su juicio, excesivo del Gobierno durante estos años.
Por contra, Carney ha afirmado que Canadá se encuentra en una suerte de encrucijada existencial debido a las amenazas que llegan desde Washington y ha erigido a su partido como el único capaz de hacer frente a Donald Trump, con quien se sentará a negociar, ha dicho, la semana después de las elecciones.
Carney ha prometido que en esas conversaciones Canadá no podrá en cuestión su cultura y señas de identidad, ni el valor de algunos de sus sectores fundamentales, como el lácteo, hacia el que ha apuntado Trump.
Estados Unidos ha impuesto aranceles del 25 por ciento al acero y al aluminio canadienses y a los productos no incluidos en el acuerdo de libre comercio que mantienen con México, así como otros del 10 por ciento al petróleo y al gas.
Canadá, que mantiene la mayor parte de comercio con Estados Unidos, ha visto cómo estos aranceles han golpeado gravemente a algunos sectores de su economía, como la industria automotriz, donde se han producido miles de despidos. En respuesta, ha impuesto aranceles recíprocos a las importaciones de su vecino.
Aún con todo, después de numerosas negociaciones, con amenazas desde uno y otro lado incluidas, Carney logró que Canadá fuera uno de los países menos afectados por esta arremetida arancelaria indiscriminada de Trump.
Muy por detrás se sitúa el candidato del progresista Nuevo Partido Democrático, Jagmeet Singh, con un 8 por ciento en intención de voto, pero que llegó a disputarse el electorado con los liberales en los peores meses de la era Trudeau.
En cuarto lugar, está el soberanista Bloque Quebequés, con representación tan solo en la región francófona de Quebec. Sin apenas posibilidades de lograr representación están el Partido Verde y el Partido Popular.
Estas serán además las primeras elecciones bajo el censo de 2021, con hasta 343 escaños en juego, cinco más que hasta ahora. Inspirado en el modelo británico, Canadá no vota directamente por el primer ministro, sino a los diputados de la Cámara de los Comunes por su distrito o circunscripción. El partido con mayor número de escaños es invitado a formar gobierno y su líder a ponerse al frente.