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El Loco de la salina

La importancia del papel higiénico

Los cientos de supermercados que hay en La Isla se han quedado con las estanterías vacías y no hay papel higiénico por ninguna parte

Publicado: 04/05/2025 ·
15:14
· Actualizado: 04/05/2025 · 15:14
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Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Ustedes creerán que es broma, pero el papel higiénico se ha convertido en algo vital. Este lunes pasado se produjo el brutal apagón y el martes ya estábamos tranquilos en el manicomio, porque, en cuanto amaneció, recorrimos, como todo el mundo, los supermercados de La Isla buscando papel higiénico como auténticos locos. Ahora ya pueden venir de golpe todos los apagones del mundo. Hemos acaparado tantos miles de rollos, que el manicomio se ha quedado en miniatura y no sabemos dónde los vamos a meter. Y también agua, mucha agua. De modo que, si llega otra mala racha, nos va a coger bien hidratados y sobre todo con el culito muy limpio, porque morir con el culo sucio debe ser bastante desagradable y dice muy poco de los que no han tenido la cosa de irlo limpiando a menudo con un papel expresamente fabricado para el tema y no con cualquier piedra del camino. Los cuerdos saben de esto mucho más que nosotros, y, si ellos se lanzaron cuando la pandemia en plan salvaje a comprar papel higiénico, es porque habrá motivos de sobra.

Sin embargo, dentro de nuestro cerebro tenemos dudas sobre el particular, porque aparte de limpiar el culo no sabemos muy bien para qué otra cosa sirve el papel higiénico, pero está claro que para algo servirá. Si no, no se explica que el personal acarree tanto material, como si fuera el fin del mundo. Los cientos de supermercados que hay en La Isla se han quedado con las estanterías vacías y no hay papel higiénico por ninguna parte. Es como si de pronto a todos los cañaíllas les hubieran entrado ganas de lo mismo. Y como en La Isla se ha puesto de moda poner los supermercados cada vez más lejos, sin que sepamos por qué, seguro que a muchos cañaíllas no les va a dar tiempo de llegar cuando la diarrea diga que aquí estoy yo. La gente es tonta, pero no tanto. Por eso, cuando todo el mundo se tira a la calle de manera fulminante a por el papel higiénico, por algo será.

Aquí en el manicomio nos hemos reunido para ver si nos aclaramos. Cada loco ha ido diciendo su forma de pensar sobre este asunto, pero es evidente que el organismo del ser humano en general necesita desprenderse de lo que le sobra y eso lo hace por los bajantes. El loco del cuarto afirma que, como el papel higiénico viene siempre en forma de rollos, a muchos paisanos les guste tener presente que la vida da muchas vueltas y que todo estamos vendidos cuando en el WC se queda el canutillo de cartón desnudo y colgando. El loco del quinto dice que el papel higiénico nos trae a la mente la fragilidad de la vida y podemos comprobar en plan filosófico cómo en un suspiro algo que es blanco e inmaculado pasa a pringarse de una manera tan cochambrosa. El loco del sótano asegura que alguien se tenía que comer el marrón, nunca mejor dicho, de esta existencia cruel, y que nadie mejor que el papel, que de paso pretende recordarnos su importancia demostrando que no solamente sirve para escribir sobre él delicadas poesías, sino también para atender otras necesidades humanas por muy desagradables que sean, que lo son.El del segundo certifica que no hay placer mayor en este valle de lágrimas que sentir la tersura de un suave papel después del necesario apretón.

En fin, que hay gente para todos los disgustos. Lo que no acabamos de entender en el manicomio es que ahí fuera haya cuerdos que teniendo muchos más méritos que nosotros no estén ya ingresados aquí.    

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