En Valencia se ha celebrado el juicio contra tres seguidores del Valencia CF acusados de proferir amenazas y coacciones en redes sociales contra Javier Solís, director general del club. Además, uno de los acusados también será juzgado por seguir al directivo en actitud violenta acompañado de otras dos personas de noche, a la salida de un evento, en diciembre de 2023.
En su declaración ante la jueza, Javier Solís reconocía que desde que es víctima de este acoso permanente “hay zonas que evito por mi seguridad y la de mi familia”. A pesar de ser consciente de que su trabajo está sometido a las críticas de los seguidores del club, las publicaciones realizadas en X (antigua Twitter) fueron demasiado lejos y por ello decidió denunciarlo ante la Policía Nacional en febrero del año pasado por su incitación al odio y la violencia contra él.
En algunos de estos mensajes se podían leer frases como: “Hay que poner explosivo plástico en la casa de Corona y Solís”, “Corona y Solís no vais a volver a dormir tranquilos hijos de puta”, “hay que acribillarles, hacerles la vida imposible y forzar a que se vayan de una puta vez”, “basta ya de cartelitos, tenemos que sacarlos a hostias”, aunque ninguno de estos se le atribuyen a los tres investigados que fueron enjuiciados ayer, según publica Servimedia.
En dicho juicio, la acusación particular, ejercida por el letrado del directivo del Valencia CF, solicita una multa de 360 euros por los delitos leves de amenazas y coacciones, aunque el principal objetivo de este procedimiento es el reconocimiento de que estas actitudes no deben tolerarse en ningún caso y contra ninguna persona. De hecho, hay otros dos procedimientos abiertos por hechos similares contra Miguel Ángel Corona, director deportivo del mismo club.
Los acusados alegan que estos mensajes no entrañaban ningún deseo de causar sufrimiento a Solís, sino que “solo era una crítica por la gestión deportiva del Valencia CF”. Sobre los memes compartidos en estas plataformas también alegan que eran en tono jocoso y contra toda la directiva del Valencia CF, no específicamente contra Solís.
Ahora deberá ser el juez quien delimite la frontera entre la libertad de expresión y las críticas de aficionados a la directiva de un club y el acoso y hostigamiento hacia los propios directivos.