Vino, venció y se fue vivo para su calle Castilla, en la que lo esperan ya con ansia todos los sevillanos. Como el mejor de los emperadores, el Cristo del Cachorro ha reinado triunfante por las calles de Roma en la procesión extraordinaria por el Jubileo de las Cofradías.
El sábado 17 de mayo de 2025 pasará a la historia de las cofradías de Andalucía. Porque fue la tierra en la que muere el Cachorro cada Viernes Santo la que conquistó la ciudad de Roma, junto a Málaga, junto a miles de andaluces en la tarde del sábado, tal y como relató el presidente de la Junta, Juanma Moreno. Por los alrededores del Coliseo y el Circo Máximo, el idioma era unánime: el español. Fueron miles las personas que se desplazaron hasta Roma para vivir una procesión única y que marca un hito en la historia moderna de las hermandades.
El público: el esperado. Fueron acompañando a los pasos por detrás de una vallas que no ayudaron en absoluto a que por momentos la procesión fuese más cálida y arropada. Hasta que ocurrió lo inevitable. Tras pasar el puesto de autoridades y eliminarse las oficialidades por parte de la ciudad de Roma, fueron los andaluces los que tomaron las calles. Dejaron las vallas a un lado para hacer las cosas a nuestra manera, tanto en la Esperanza de Málaga como con el Cristo de la Expiración. Sí vinimos a Roma a demostrar la Piedad Popular, podemos decir que Andalucía lo hizo con todas sus leyes.
Musicalmente fue especial ver cómo el Cristo del Cachorro se acordaba de su Madre del Patrocinio en la salida con su marcha de Gámez Laserna y el repaso por la historia musical de la ciudad de Sevilla. Farfán, Font, Hurtado, Beigbeder, Gándara, Morales o Albarrán fueron solo algunos de los nombres que sonaron. El paso por el Coliseo a la vuelta fue en el que cristalizó la Gran Banda que formaban la Oliva de Salteras y la Puebla del Río con la interpretación de ‘Amarguras’, así como la entrada con ‘El Cachorro (Saeta Sevillana)’, con la que rompió la marcha con un aplauso atronador que cambió la Corona de Espinas por una Corona de Laurel. Triunfó.
No faltó nada
Al Cristo de la Expiración no le faltó de nada. No le fallaron sus sevillanos, que exhalaron con él durante todo el recorrido como tampoco le faltaron sus atributos. Su corona de espinas (la tallada por Fernando Aguado, una de las que mejor le queda) y sus potencias. Esos mismos que en un alarde de conocimiento de la simbología, ha decidido poner la priostía.
La guasa sevillana también estuvo presente. Todos sabemos lo que ha significado durante muchos años la presencia del Cachorro en la calle y su relación con la lluvia. No faltó. Hizo acto de presencia hasta en tres ocasiones; no fue tampoco una lluvia demasiado insistente, pero sí persistente y por un momento hizo saltar las alarmas de que no había ningún refugio cerca en el que guarecerse y había que acelerar el paso. No ocurrió nada y por suerte, menguó y se pudo completar la procesión sin mayores problemas.
Una enriquecedora procesión
Las cofradías sacaron pecho como una de las realidades más vivas de la Iglesia del siglo XXI. Así lleva siendo muchísimos años y se ha demostrado que así seguirá siendo. No es la cultura de Andalucía, ni la de España, sino que también podemos hablar de lo que llegó desde Perpiñán, Portugal o incluso desde Génova, que con sus cruces ha sido uno de los grandes alicientes de la procesión que a pesar de los intentos de separarla en Preprocesión y Procesión, acabó siendo una misma, como hermanos que somos todos en Cristo.
Cada uno con sus costumbres, con sus procederes y su forma de sentir, pero las cofradías demostraron que son realidades únicas e inigualables que hacen presente en las calles que Cristo está vivo y que la Iglesia del siglo XXI camina. Eso sí, este testimonio de fe en las calles quizás podría haberse visto refrendado de manos de su Santidad, el Papa León XIV, quien no ha participado en ninguno de los actos del Jubileo de las Cofradías, del que fue gran impulsor el Papa Francisco. No estuvo rezando ante las imágenes en San Pedro, ni lo hizo en la procesión, por lo que puede ser esa nota que deje un sabor agridulce a algunos.
Con todos estos ingredientes, el Cachorro vuelve a casa reinando y triunfante. Sabedor de que lo realizado en Roma ha sido una hazaña a la altura de los hombres más valientes. Ellos lo han hecho, han llevado a Sevilla a Roma; y los sevillanos estaremos siempre en deuda con El Cachorro.