En su penúltima cita de la fase regular, el Unicaja no dejó lugar a dudas: está preparado para afrontar los playoffs con la ambición de quien se sabe candidato a todo. El conjunto de Ibon Navarro arrasó este domingo al Hiopos Lleida con un contundente 69-98 en el pabellón Barris Nord, en una actuación coral que confirmó las buenas sensaciones del equipo y permitió brillar a uno de los hombres más necesitados de luz: Olek Balcerowski.
El pívot polaco, que no atraviesa su mejor temporada a nivel personal, firmó su mejor partido desde que viste la elástica malagueña. Lo hizo con 16 puntos, seis rebotes, tres tapones, tres mates y 24 créditos de valoración, siendo una fuerza dominante en la pintura desde que entró a pista en el primer cuarto. En apenas 10 minutos ya había igualado su mejor marca anotadora en la ACB, terminando como uno de los nombres propios del choque.
Ya desde el salto inicial se vio que el Unicaja iba en serio. A pesar de un 3-0 inicial de Walden tras triple y tiro adicional, el conjunto andaluz fue rápidamente encontrando ritmo. Tillie abrió fuego con un triple y Taylor puso la directa en transición. El partido se convirtió en una exhibición ofensiva de los visitantes, que alcanzaron el 13-21 con un Balcerowski imparable. La diferencia ya era de cinco al final del primer cuarto (23-28), con minutos para los doce jugadores malagueños y una clara declaración de intenciones desde el banquillo.
El segundo cuarto fue el punto de inflexión definitivo. El Unicaja sacó el rodillo: 12 puntos encajados en todo el periodo y una avalancha ofensiva liderada por Djedovic, que sumó 8 puntos y 2 rebotes en ese tramo. Los triples de Kalinoski y Alberto Díaz, y la buena dirección de Perry, abrieron una brecha ya insalvable. Al descanso, el luminoso marcaba un rotundo 35-56.
En la reanudación, Navarro siguió repartiendo minutos y manteniendo la intensidad. Taylor fue el más destacado del tercer cuarto, al que se llegó con un 56-77 tras otros 21 puntos de los verdes. La ‘unidad B’ —con Carter, Ejim, Sima y compañía— cumplió con nota, y en el último cuarto, los focos volvieron a Kalinoski. El escolta estadounidense se desató desde el perímetro con cinco triples totales, dos de ellos en los últimos compases, para cerrar su mejor actuación en el tiro exterior de esta temporada.
El marcador final (69-98) no solo refleja la abrumadora superioridad del Unicaja, sino que también deja claras las sensaciones de un equipo que llega lanzado al tramo decisivo del curso. A falta de un solo partido para cerrar la liga regular, los malagueños siguen apretando por asegurar el mejor cruce posible en los playoffs. Pero más allá de los números y las clasificaciones, lo más valioso para el Unicaja fue recuperar sensaciones colectivas y personales. El brillo de Balcerowski y el acierto de Kalinoski son gasolina anímica para un vestuario que ha aprendido a sufrir... y ahora quiere volver a soñar.