El humorista Peridis advertía en una reciente viñeta en ‘El País’ que a Alberto Núñez Feijóo “se le está pasando el arroz”. Porque el tiempo transcurre y el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez ahí sigue, integrado por los infrarrojos del PSOE y la ‘gauche divine’ de Sumar/Yolanda, con discrepancias internas que finalmente se resuelven en un café como las diferencias de los intelectuales del siglo XIX, y resiste, decíamos, el Ejecutivo a paso lento hacia las generales de 2027 en medio de la ola reaccionaria que invade el mundo, que es el revés de aquella festiva y golfa ola de erotismo que invadió la Transición a través de las películas del recientemente fallecido Mariano Ozores.
Esperanza Aguirre, máxima exponente del liberalcapitalismo madriles y referente política de Isabel Díaz Ayuso, ha manifestado en la presentación de su libro ‘Una liberal en política’: “Menos mal que Feijóo ha convocado un congreso extraordinario con ponencias. Estoy contenta, aunque Feijóo no es exactamente un liberal”. Porque Feijóo es, sobre todo, un gallego. Y nunca ha dado la sensación de sentirse cómodo en Madrid desde su llegada en 2022. Antes, los gallegos, los andaluces, o los extremeños, venían a un Madrid acogedor, que era como un pueblo más grande que el pueblo en el que habían nacido, el “poblachón manchego” que decía Francisco Umbral, o el de ‘Yo me bajo en Atocha’ que canta el jiennense Joaquín Sabina, pero Madrid se ha convertido en una ciudad incómoda y de cierta agresividad, una villa que ahora recibe bien a los turistas y rechaza a los castizos. Feijóo se siente examinado diariamente en Madrid por Ayuso. Además, cuando preside las reuniones de la Junta Directiva Nacional, él se presenta sin mando en plaza, es decir, en la oposición, al contrario que los barones de Andalucía, Murcia o Extremadura, todos y todas ungidos por el poder. Situación incómoda. Porque el PP se ha convertido en un partido de barones, como hace años lo fue el PSOE. Pero, según los telediarios, Feijóo ha pedido ante el congreso el apoyo de los suyos como líder del partido con una confesión: cree que no haber logrado gobernar tras las generales de 2023 le ha hecho mejor político. “Soy mejor que el político que había alcanzado todo sus objetivos a la primera”. Y de este modo encara Feijóo el importante congreso del PP en estos días de exámenes académicos, cónclave que para él será una prueba más, por los exámenes que le pone Isabel Díaz Ayuso, que ella sí que es una diva, y no la pobre Melody.