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Miércoles 11/06/2025
 

Arcos

375 años sembrando la fe entre los arcenses

Las hermanas mercedarias descalzas viven ya con ilusión un año conmemorativo donde el reto es mantener sus proyectos “con la ayuda de Dios”

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  • La hermana superior, Sor María Luisa, junto a Sor Rosalía. -

La congregación de las hermanas mercedarias descalzas cumple 375 años de estancia entre los arcenses, un hecho suficiente y justamente reconocido en la última gala institucional del Día de Andalucía por parte del Ayuntamiento como agradecimiento hacia la tarea social y religiosa de las entrañables monjas del convento de la Plaza Boticas.

La hermana superiora, Sor María Luisa, explica a ‘Viva Arcos’ que, efectivamente, 375 años es “un tiempo muy amplio con el pueblo de Arcos. Seguimos con ilusión y trabajando por la fe”. Si bien la congregación religiosa se toma este 2025 como un año conmemorativo, será el próximo 15 de junio cuando las monjas celebren una eucaristía en acción de gracias, aunque también avanzan la posibilidad de abrir una exposición artística realizada por las propias hermanas. La misa especial tocará fin con una pequeña convivencia con la que agradecer también a los arcenses el apoyo recibido durante tantos y tantos años.

La congregación gestiona desde 2014 una casa en África que está en pleno rendimiento y funcionando muy bien gracias a Dios”,  explica Sor María Luisa,

Sin embargo, los comienzos de la orden religiosa en Arcos  no fueron fáciles, pues el proyecto comenzó con muy pocas hermanas, seis tan solo, arrimando el hombro para conformar la fundación y hacer las obras para recuperar un edificio a medio terminar. Mucho también tuvieron que pedir a  la población... De eso hace 375 años, pero gracias a los padres mercedarios que actuaron como mediadores, fue doña Beatriz de la Calle y Natera quien acabaría fundando la casa en Arcos.

Actualmente, y ante el hecho que supone la caída de las vocaciones, la congregación va sumando hermanas procedentes de África, India y de otros lugares del mundo. La hermana superiora señala que “igual que se cierran algunas puertas, otras se abren. Unas se van y otras vienen, porque las vocaciones fluctúan entre lo humano y lo divino”. Con este panorama, y con una gran sonrisa, nos cuenta que la congregación está lista para afrontar al menos otros 375 años de historia.

Entre rezos diarios, la elaboración de unos riquísimos dulces para sustentar los gastos de un edificio antiguo que requiere arreglos constantemente y los ratitos de convivencia transcurre la idealizada  existencia de este convento, donde las hermanas hacen más que ver pasar la vida.

 

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