Las reparaciones más caras en los vehículos europeos suelen originarse en problemas del motor, muchas veces provocados por fallos en componentes periféricos que no se detectaron a tiempo. Según los especialistas, identificar cuáles son los motores más susceptibles a estas averías y conocer sus fallos más comunes es clave para evitar gastos elevados.
La constante evolución tecnológica en la fabricación de motores en Europa, impulsada por regulaciones medioambientales cada vez más estrictas, ha mejorado la eficiencia, pero también ha incrementado la complejidad mecánica. Esta mayor sofisticación ha derivado en una mayor incidencia de problemas en ciertos modelos y marcas.
Entre los motores con mayores dificultades se encuentran:
Grupo Volkswagen (Audi, Volkswagen, SEAT, Skoda): Los motores EA189 (1.6 y 2.0 TDI) suelen presentar obstrucciones en el filtro de partículas (DPF), fallos en el sistema EGR y problemas en el turbo. Por su parte, el motor EA888 (1.8 y 2.0 TSI) se caracteriza por un consumo excesivo de aceite y problemas en la cadena de distribución. Además, el motor TDI V6 registra incidencias en las válvulas EGR y fugas en el sistema de refrigeración.
BMW: El motor diésel N47 (2.0) suele tener fallos en la cadena de distribución, mientras que el N57 (3.0) presenta problemas en los inyectores y acumulación de carbonilla en el sistema EGR. El motor B48 (2.0 Turbo gasolina) puede sufrir pérdida de potencia debido a fallos en la bomba de alta presión.
PSA (Peugeot, Citroën, DS): El motor PureTech 1.2 de gasolina muestra una degradación rápida de la correa de distribución húmeda y desgaste interno, mientras que el motor EP6 (1.6 THP) se ve afectado por carbonización en las válvulas y problemas en turbo y distribución. Los motores diésel DV6 y DV5 presentan fallos frecuentes en turbo, filtro de partículas y sistema AdBlue.
Renault y Nissan: El motor K9K7 (1.5 dCi) puede sufrir desgaste en turbo, corrosión en pistones y fallos en inyectores, mientras que el R9M (1.6 dCi) tiende a sobrecalentarse por fallos en refrigeración y problemas en la distribución.
Opel/Vauxhall: El motor Z20DTH (2.0 diésel) registra fallos en el sistema EGR y turbo, y el A20DTH (2.0 diésel) tiene problemas de carbonización en válvulas, inyectores defectuosos y obstrucción en la admisión. También, los motores CDTI (1.6 y 2.0) muestran desgaste en la inyección y problemas con el filtro DPF.
Fiat, Alfa Romeo y Jeep: Los motores Multijet (1.3, 1.6 y 1.9 JTD) sufren fallos en turbo y en el sistema de combustible.
Mercedes-Benz: El motor OM651 (2.1 CDI) presenta inyectores defectuosos y problemas de sobrecalentamiento por carbonilla, mientras que el M271 (1.8 Compresor) sufre averías en cadena de distribución y sensores de emisiones.
Ford (modelos compartidos con PSA): Los motores Duratec TDCi (1.6 y 2.0) muestran desgaste en inyectores y fallos en el turbo. Los EcoBoost (1.0 y 1.5) tienen problemas con la junta de culata y riesgos de sobrecalentamiento.
Las principales causas de estas averías suelen estar relacionadas con la complejidad de los sistemas anticontaminación, como el EGR y el filtro de partículas, que tienden a atascarse sobre todo en conducción urbana. Además, el diseño delicado de componentes como correas húmedas o cadenas de distribución contribuye a la aparición de fallos. Por último, un mantenimiento insuficiente o el uso de aceites y repuestos de baja calidad agravan estos problemas.
Para reducir el riesgo de reparaciones de gran importe, es fundamental realizar revisiones periódicas y emplear piezas de calidad. También es clave que la instalación y comprobación de todos los elementos periféricos del motor sea llevada a cabo por profesionales, garantizando así su correcto funcionamiento y evitando problemas mecánicos o eléctricos en el futuro.
