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Lunes 23/06/2025
 
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Sevilla

El rostro de la Esperanza

Largas colas de devotos para comprobar las tareas de conservación de la Macarena

  • Antes, después, sin pestaña y al pie del altar. -
  • La intervención de limpieza, la colocación de las pestañas y su retirada, y el perdón de la propia Hermandad no han calmado los ánimos

Este fin de semana se ha demostrado, una vez más, la enorme importancia que tiene la Esperanza Macarena para la ciudad de Sevilla. Mientras el mundo estaba pendiente de los movimientos en torno a Irán e Israel y una posible Tercera Guerra Mundial, la ciudad de Sevilla se preocupaba por un cambio en su mayor tesoro emocional: la Esperanza Macarena.

Hace unos meses, la Junta de Gobierno de la hermandad acordó llevar a cabo labores de conservación en todos sus titulares. Desde principios de junio, estas tareas se realizaron en el Señor de la Sentencia y en la Virgen del Rosario. Hasta ahí, todo bien. El problema surgió este sábado, cuando se repuso al culto la Virgen de la Esperanza y el comentario era unánime: “no es la misma”.

Mucho se puede debatir sobre si realizar unas labores que suelen prolongarse durante meses en tan solo cinco días ha sido lo correcto, o sobre si se trató de una conservación o una restauración -esta última requiere la aprobación del Cabildo de Oficiales-, pero lo cierto es que el malestar era evidente. Lágrimas de impotencia poblaban la Basílica. Ante el descontento generado, por la colocación de unas nuevas pestañas a la Santísima Virgen y la limpieza de la imagen, la Junta de Gobierno decidió cerrar la Basílica una hora antes y realizar una intervención para subsanar un “fallo estético”, como se apuntó desde la propia hermandad, y que constituía un cambio que alteraba por completo la mirada de la Esperanza.

A las 18:00 del sábado, la Basílica volvió a abrir y la mirada de la Virgen había cambiado, pero aún eran muchos los que no estaban satisfechos con esta intervención, e incluso algunos seguían asegurando que “no era la misma”. Durante toda la jornada del sábado se vivieron momentos de tensión, con movimientos constantes entre hermanos y devotos.

La “calma” llegó el domingo, cuando la Junta de Gobierno decidió bajar a la Virgen de la Esperanza de su camarín para que estuviera en veneración hasta el próximo martes, con el objetivo de que los fieles pudieran observar de cerca los cambios realizados. Sin embargo, en la mañana del domingo surgió un nuevo revuelo, ya que varios hermanos aseguraron que la imagen había sido intervenida nuevamente durante la noche, dándole un aspecto mucho más parecido al que tradicionalmente conocían, algo que desde la Hermandad ni confirman ni desmienten.

Después de todo esto, colas interminables bajo un sol de justicia permiten a los devotos reencontrarse con el mayor tesoro devocional de Sevilla, un flujo de fieles que probablemente continúe hasta el martes. ¿Lo mejor de todo esto? Que siempre queda la Esperanza. ¿Y lo peor? Los tintes electoralistas de muchas opiniones, que no hacen más que echar leña al fuego en un año que ya se antojaba agitado en el Arco de la Macarena. 

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