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Martes 29/07/2025
 
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Valencia

Especialistas alertan: el crecimiento urbano "pone en jaque" el acuífero de Valencia

Un estudio que analiza el efecto de la expansión urbana sobre el sistema acuífero de la Plana de Valencia

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  • Estudio acuífero. -

Un equipo del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente (IIAMA) de la Universitat Politécnica de Valencia (UPV), en colaboración con la Universidad Pablo de Olavide, ha publicado un estudio que analiza el efecto de la expansión urbana sobre el sistema acuífero de la Plana de Valencia, "una de las zonas más sensibles del litoral mediterráneo, debido a la presión antrópica y a los efectos del cambio climático".

La investigación, liderada por Javier Rodrigo, Claudia Romero y María Elena Rodrigo Clavero (IIAMA-UPV), junto a Sergio Salazar (Universidad Pablo de Olavide), evalúa cómo los cambios en el uso del suelo entre 1990 y 2018 han afectado el valor ambiental del territorio, mediante la aplicación del Índice Ambiental Ponderado (WEI).

"Este indicador integra bases de datos de alta resolución, como World Settlement Footprint y CORINE Land Cover, para ofrecer una visión más precisa del impacto del crecimiento urbano en áreas metropolitanas como la de Valencia", explica Javier Rodrigo, investigador del IIAMA y autor principal del estudio.

Entre sus principales resultados, el estudio revela que la superficie urbana aumentó un 70% en el periodo analizado, mientras que las áreas agrícolas de secano disminuyeron en más del 59%. Como consecuencia, el valor ambiental del territorio -según el WEI- se redujo un 9,2%, pasando de 44,80 en 1990 a 40,68 en 2018.

"Las consecuencias son claras: pérdida de capacidad de recarga del acuífero, mayor riesgo de inundaciones, deterioro de la biodiversidad y una creciente degradación de las funciones ecológicas del paisaje", apunta Rodrigo.

La urbanización fue especialmente intensa entre 2000 y 2012, en plena expansión inmobiliaria y turística. Parte de ese crecimiento afectó directamente a zonas hidrológicamente sensibles como la llanura aluvial del río Turia, lo que ha incrementado la exposición al riesgo de inundaciones.

"El episodio de la DANA de octubre de 2024, con 228 víctimas mortales, tuvo lugar en zonas ya identificadas como propensas a este tipo de fenómenos. Este hecho subraya la urgencia de incorporar criterios de resiliencia climática en la ordenación del territorio", añade María Elena Rodrigo, investigadora del IIAMA.

UN TERRITORIO "CLAVE" EN RIESGO

El acuífero de la Plana de Valencia abarca un complejo mosaico de usos y coberturas del suelo que incluyen la ciudad de Valencia, su entorno metropolitano y el Parque Natural de la Albufera, un espacio protegido de alto valor ecológico y socioeconómico. Esta interdependencia funcional entre áreas urbanas, agrícolas y naturales lo convierte en un territorio estratégico, pero también especialmente vulnerable.

"El acuífero es clave para el abastecimiento de agua, la agricultura y el equilibrio ecológico de toda la región. Su deterioro compromete no solo la sostenibilidad ambiental, sino también la seguridad hídrica y el bienestar de las generaciones futuras", advierten los autores.

Por ello, el estudio propone medidas urgentes para mitigar los impactos del crecimiento urbano, como proteger el suelo agrícola periurbano, restaurar llanuras aluviales y fomentar soluciones basadas en la naturaleza que refuercen el equilibrio ecológico y la resiliencia del territorio.

"Necesitamos un modelo de desarrollo más sostenible, basado en el crecimiento compacto, la preservación de recursos estratégicos y la implementación de prácticas agrícolas adaptadas al cambio climático", concluyen desde el equipo investigador.

OTRAS REGIONES MEDITERRÁNEAS

Más allá del contexto valenciano, el estudio ofrece una metodología replicable en otras regiones mediterráneas, como Doñana o las costas andaluzas, donde la intensificación de usos del suelo plantea retos similares.

Actualmente, los autores están desarrollando una línea de investigación paralela para validar empíricamente los resultados del WEI, mediante la comparación con indicadores ambientales reales como la calidad de las aguas subterráneas, métricas de biodiversidad o la temperatura superficial del suelo. Para ello, han presentado una propuesta de proyecto al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

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