Como en el manicomio no tenía nada mejor que hacer, me dediqué a matar moscas, como si yo solito fuera el séptimo de caballería. Llegué a matar 7 con la escobilla y me vino una idea que me sigue volviendo loco. ¿Por qué el número 7 me persigue y no me deja vivir? Fui al psicólogo, me tendí en el sofá y me puse a contar.
- El 7 me persigue, Doctor
- A ver, cuéntame, criatura.
- El 7 aparece a borbotones en la Biblia, en el hinduismo, en el budismo y en otras culturas raras terminadas en –ismo, como Sánchez.
- Pero Sánchez no termina en - ismo.
- Es igual, pero tiene 7 letras.
- Pues bien, Doctor, Yavé hizo el mundo en 6 días y el Séptimo descansó, el arcoíris tiene 7 colores, las notas musicales son 7, los 7 mares…
- Para, criatura. Tú sabes demasiado para estar aquí - me dijo el Doctor.
- Puede que sí, pero ¿de qué me vale? 7 eran los metales de la Alquimia, 7 los días de la semana, los egipcios usaban la cabeza humana para representar el 7, porque tiene 7 boquetitos (2 oídos, 2 ojos, 2 en la nariz y 1 en la boca). ¿Sigo?
-Claro, sigue, si te queda algo más en el cerebro.
- 7 es el número de cosas que se pueden recordar al mismo tiempo.
- Pues tú estás recordando setenta mil – me cortó el Doctor.
- 7 eran los enanitos del bosque, 7 las fases de la Luna; incluso Hipócrates, padre de la medicina (460-370 a. C.), gran amigo del Doctor Revuelta, escribió una obra sobre el número 7, diciendo que la Luna cambia de fase cada 7 días: este número influye en todos los seres sublimes. Y, ¿qué me dice de cuando le pregunta Pedro a Jesús?: Señor, ¿cuántas veces he de perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta 7 veces? Jesús le dijo: No te digo hasta 7 veces, sino hasta setenta veces 7. Del Apocalipsis no hay que olvidar los 7 sellos, las 7 trompetas, las 7 copas…
- Mañana mismo hablo para que te saquen de aquí -me volvió a cortar el Doctor- tú estás bien del coco.
- Hay más, 7 son los pecados capitales; según el Talmud, existen 7 cielos, según el hinduismo, 7 chakras,7 fueron los sabios de Grecia, 7 las maravillas del mundo antiguo, 7los brazos del candelabro judío,las botas de 7 leguas de Pulgarcito, los 7 magníficos, los 7 samuráis, las 7 artes liberales, 7 novias para 7 hermanos…, y todavía me duele el alpargatazo que me dio mi madre por el 7 que me hice en el pantalón.
- Vale, me parece que ya sé el motivo de tus pesares.
- Dígamelo, Doctor, por su santa madre.
- Creo que, como todos los días sale un político robando, y da la casualidad de que el séptimo mandamiento es no robar, tu cerebro se ha ido directamente al 7.
- ¡Claro, Doctor, no me diga más! Mañana mismo voy a coger un palo gordo, me voy a colar en el Congreso de los Diputados, llamado ahora solo Congreso, una pamplina más de sus señorías y señoríos, y se me va a dormir el brazo de dar estacazos a los rateros.
- Cálmate, hombre. Me parece que vamos a dejar tu salida del manicomio para más adelante.
- No tarde, porque a esta gentuza les estamos pagando hasta los locos, algunos hasta nos siguen representando y no se van ni echándoles Lejía de los 777, porque entienden que además de locos somos imbéciles.