Existe una tendencia creciente desde hace más de una década hacia la implantación generalizada de operaciones estéticas con el fin de prestar servicio a aquellas personas que bien por una necesidad derivada de problemas físicos, o bien, por aquellas que desean mejorar algún aspecto estético, están tomando las operaciones estéticas como una alternativa real.
La consolidación de este tipo de servicios estéticos es patente ya no sólo por el número de pacientes que cada año reciben las clínicas estéticas, sino también por el número de nuevas intervenciones que se pueden realizar, y por supuesto, el nivel de evolución técnico que estas intervenciones han aumentado.
Basta con remontarse unos años atrás para cerciorarse que operaciones como el aumento de senos, eran las más conocidas. Sin embargo, y como ejemplo práctico, el tiempo ha llevado también a operaciones con finalidades opuestas, como la reducción de pecho. La técnica mejora y las necesidades cambian.
Otra de las cuestiones importantes a considerar la evolución de la implantación de las operaciones estéticas, es su cambio en la estacionalidad. Diferentes tipos de intervenciones son más o menos recomendadas para diferentes épocas del año. Un ejemplo de lo anterior son aquellas opciones médicas más expuestas al sol y por lo tanto más sensibles en los meses de verano. Por ejemplo, intervenciones de reducción de grasa en abdomen versus una operación de nariz que está mucho más expuesta a la luz ambiente.
Por tanto, y la implantación de este tipo de servicios se generaliza cada día más. El perfil de clientes se extiende y por ejemplo el número de varones que demandan estos servicios gana terreno. Así mismo, afortunadamente, los clientes también están más familiarizados con este tipo de técnicas y son más conscientes de la necesidad de recurrir a especialistas reputados y acreditados debidamente. Ya sea para afrontar tratamientos médico-estéticos, como intervenciones quirúrgicas.