El descenso estaba delatado: por la frialdad en la ciudad; por el pesimismo general; porque a nadie le salían las cuentas; porque era misión imposible agarrarse a las matemáticas para solapar un patético final de temporada; porque el equipo ya había tocado techo, y no había ninguna señal que frenara la caída en picado de un equipo, el Recre de Alcaraz, que ha acabado su etapa en la máxima categoría jugando la mejor versión del fútbol de la desgana, el sopor y la chapuza.
Pero era cuestión de dignidad, respeto y profesionalidad que el Recre se agarrara al fútbol para, al menos, salir de Primera con la cabeza alta, y no entre reproches, como lo hizo.
En ningún momento del partido del sábado se dejó entrever un mínimo atisbo de motivación, esa parcela del estado de ánimo imprescindible para afrontar cualquier tarea. Pues ni eso: el Decano selló su descenso a Segunda con un partido endeble, soso, aburrido, desorganizado, anárquico y triste. En las últimas jornadas, el Recre de Alcaraz ha sabido mejorar, partido a partido, su capacidad para jugar el peor partido de la Liga. Si Pamplona trajo la esperanza, el resto de jornadas se llevó la dignidad: Por la inoperancia ant e el Depor, el baile de Soria y la tristeza contra el Racing.
El sábado, nada de nada. Lentitud en el campo y compasión en la grada. Media entrada en el Nuevo Colombino: la peor entrada del año para el partido más patético del año. Y entre zozobra y zozobra, conforme ya el resto de marcadores iba confirmando el descenso, el equipo se iba evaporando en el césped, incapaz de aguantar el lento avanzar del cronómetro hacia el fracaso... Fracaso de imagen deportiva, de gestión competitiva y de cohesión social. Fracaso de ideas, de planteamientos y de entereza; fracaso de un equipo, el Recre de Alcaraz, cimentado en jugadores débiles, incapaces de moverse en la elite, y que, a perro flaco todo son pulgas, no ha sabido afrontar con dignidad ninguno de los encuentros en los que ha faltado Camuñas.
Lo de menos, que en el 30 de la segunda mitad Zigic mandara a la red un centro de Óscar Serrano. Lo de más, que la masa se expresó: “Jugadores mercenarios”, “Mendoza, vete ya”, “Lucas, Nunca mais”, “Óscar Arias, dimisión”... La afición salió del campo tan triste como entró, con el enfado sumado de que el equipo de su ciudad no ha sabido defender con la suficiente dignidad deportiva su posición en Primera.
En cuanto al partido, ya casi todo está dicho: ausencia de criterio a la hora de fabricar jugadas; imprecisión en el toque; ausencia de ocasiones; el Racing, relajado; el Recre, con el descenso asumido; las gradas, vacías, como la competitividad de un Recre hundido.
No había para más. Y el Recre de Alcaraz, primer entrenador que baja al Decano dos temporadas, vuelve a Segunda. Ahora toca iniciar nuevo proyecto que ha de ir encaminado a recuperar la ilusión tanto de gestores como de la afición de un equipo que entre todos lo mataron, y él solito se murió, él solito se dejó morir...
Pero era cuestión de dignidad, respeto y profesionalidad que el Recre se agarrara al fútbol para, al menos, salir de Primera con la cabeza alta, y no entre reproches, como lo hizo.
En ningún momento del partido del sábado se dejó entrever un mínimo atisbo de motivación, esa parcela del estado de ánimo imprescindible para afrontar cualquier tarea. Pues ni eso: el Decano selló su descenso a Segunda con un partido endeble, soso, aburrido, desorganizado, anárquico y triste. En las últimas jornadas, el Recre de Alcaraz ha sabido mejorar, partido a partido, su capacidad para jugar el peor partido de la Liga. Si Pamplona trajo la esperanza, el resto de jornadas se llevó la dignidad: Por la inoperancia ant e el Depor, el baile de Soria y la tristeza contra el Racing.
El sábado, nada de nada. Lentitud en el campo y compasión en la grada. Media entrada en el Nuevo Colombino: la peor entrada del año para el partido más patético del año. Y entre zozobra y zozobra, conforme ya el resto de marcadores iba confirmando el descenso, el equipo se iba evaporando en el césped, incapaz de aguantar el lento avanzar del cronómetro hacia el fracaso... Fracaso de imagen deportiva, de gestión competitiva y de cohesión social. Fracaso de ideas, de planteamientos y de entereza; fracaso de un equipo, el Recre de Alcaraz, cimentado en jugadores débiles, incapaces de moverse en la elite, y que, a perro flaco todo son pulgas, no ha sabido afrontar con dignidad ninguno de los encuentros en los que ha faltado Camuñas.
Lo de menos, que en el 30 de la segunda mitad Zigic mandara a la red un centro de Óscar Serrano. Lo de más, que la masa se expresó: “Jugadores mercenarios”, “Mendoza, vete ya”, “Lucas, Nunca mais”, “Óscar Arias, dimisión”... La afición salió del campo tan triste como entró, con el enfado sumado de que el equipo de su ciudad no ha sabido defender con la suficiente dignidad deportiva su posición en Primera.
En cuanto al partido, ya casi todo está dicho: ausencia de criterio a la hora de fabricar jugadas; imprecisión en el toque; ausencia de ocasiones; el Racing, relajado; el Recre, con el descenso asumido; las gradas, vacías, como la competitividad de un Recre hundido.
No había para más. Y el Recre de Alcaraz, primer entrenador que baja al Decano dos temporadas, vuelve a Segunda. Ahora toca iniciar nuevo proyecto que ha de ir encaminado a recuperar la ilusión tanto de gestores como de la afición de un equipo que entre todos lo mataron, y él solito se murió, él solito se dejó morir...
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