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Sábado 02/11/2024
 

Arcos

Un bajo de altura

Yann Aravit presenta en Arcos su libro manual ‘Desarrolla tu propio sonido al bajo eléctrico’ y su disco experimental ‘In full bloom’

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Yann Aravit, al bajo, se hizo acompañar de Joaquín Castaño Pérez, a la batería y luego a la trompeta, y por el alemán Óscar Enrique Plazaola, al teclado.

Yann Aravit, al bajo, se hizo acompañar de Joaquín Castaño Pérez, a la batería y luego a la trompeta, y por el alemán Óscar Enrique Plazaola, al teclado.

Yann Aravit, al bajo, se hizo acompañar de Joaquín Castaño Pérez, a la batería y luego a la trompeta, y por el alemán Óscar Enrique Plazaola, al teclado.

Yann Aravit, al bajo, se hizo acompañar de Joaquín Castaño Pérez, a la batería y luego a la trompeta, y por el alemán Óscar Enrique Plazaola, al teclado.

Yann Aravit, al bajo, se hizo acompañar de Joaquín Castaño Pérez, a la batería y luego a la trompeta, y por el alemán Óscar Enrique Plazaola, al teclado.

Yann Aravit, al bajo, se hizo acompañar de Joaquín Castaño Pérez, a la batería y luego a la trompeta, y por el alemán Óscar Enrique Plazaola, al teclado.

La conferencia pronunciada e interpretada por el bajista Yann Aravit en la Casa de la Cultura ‘Antonio Hernández’ de Arcos acabó en eso, en un inesperado concierto donde el artista francés no sólo presentó su práctico libro ‘Desarrolla tu propio sonido al bajo’, sino su aún reciente disco ‘In full bloom’. Así transcurrieron dos horas sin que el público se diera cuenta, como se suele decir, gracias a la amenidad del encuentro celebrado ante un puñado de entusiastas del instrumento.

Yann Aravit, al que conocimos el pasado verano tras afincarse en Arcos después de haber recorrido medio mundo con distintos grupos e investigando los sonidos que pululan en el particular planeta de la música, se muestra como un virtuoso del bajo que actualmente es pieza fundamental de bandas como la jerezana Maestro Mutante que se prodiga en el sonido funk con reminiscencias flamencas. Precisamente fue la indagación en el flamenco la que atrajo al músico a la provincia, una pasión que le ha hecho enamorarse de Cádiz y de sus gentes, de sus costumbres y de su cultura.

En su libro ‘manual’ muestra las distintas e infinitas formas en que se puede tocar el bajo, con técnicas que él mismo ha diseñado inspiradas en la guitarra flamenca. Pero como artista multidisciplinar se prodiga en distintos estilos, sobre todo los cercanos a la música ‘negra’ y al jazz.


“Era un reto para mí enseñar las posibilidades de este instrumeno, las diferentes formas de tocarlo... Me ha sorprendido el público y la juventud que tiene muchas inquietudes por aprender a tocar el bajo. Y estoy agradecido a la Delegación municipal de Juventud de Arcos que me ha abierto las puertas”.

A Yann ya le hubiera gustado en su juventud tener entre sus manos un libro como el que acaba de publicar, un manual con el que aprender, relativamente rápido, a tocar el instrumento, aunque también se presta, llegado el caso, a dar clases. 30 capítulos que abordan desde la técnica al ritmo, pasando por el solfeo y la simulación de otros instrumentos.  Aunque no lo desprecia ni mucho menos, para el músico el de cuatro cuerdas es un bajo definitivamente desfasado por sus menos posibilidades, de ahí que defienda las cinco cuerdas para abarcar más registros. Entre su colección personal, atesora varios bajos, uno de ellos acústico que suele utilizar para iniciar sus composiciones.

Para su masterclass se hizo acompañar del músico villamartinense afincado en Arcos Joaquín Castaño, tanto a la batería como a la trompeta, así como del alemán Oscar Enrique Plazaola, al teclado.

Dado que el público asistente, salvo algún caso puntual, fue eminentemente juvenil, Yann Aravit terminó su amplia exposición lanzando un mensaje a los jóvenes sobre la importancia que la música puede, y de hecho tiene, en nuestras vidas, no sólo como un ‘instrumento’ de cultura, sino de solidaridad, de comprensión de lo que nos rodea y, en definitiva, de sensibilidad humana. “Abre la mente, la escucha, las habilidades de encontrar a personas en cualquier lugar del mundo, abrirnos a nuevas ideas, intercambiar información y estudios... Creo que la música es una extensión de lo que somos y recomiendo mucho su práctica por un bienestar personal y común”.

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