Babygirl, trhiller erótico de la holandesa, Halina Reijn, que tiene como protagonista a Nicole Kidman, se vende como emancipador de la sexualidad femenina, pero es más de lo mismo que Cincuenta sombras de Grey sino que realizada una década más tarde.
Aquí la ejecutiva exitosa es una mujer y el becario es un hombre, pero sigue siendo el hombre el que adopta una posición de supremacía masculina.
Invertir la posición del empresario a la empresaria y de la becaria al becario no es un cambio revolucionario si la mujer es la sometida y el hombre el que somete en los dos casos.
No nos liberen sexualmente así, gracias, eso no es una emancipación sexual por mucha copa Volpi que le hayan dado a la interpretación de Nicole Kidman.
En el sexo como en la vida buscamos una relación de igualdad con el hombre. No podemos esperar de una película estrenada en diciembre de 2024 que siga poniendo a la mujer en una posición de sumisión y que sea lo que le guste. Por favor, no le den a las jóvenes esa visión como el ideal de sexualidad, esa situación de sometimiento se acerca mucho a la del abuso.
La excitación sexual femenina no está supeditada al dominio masculino y muchas jóvenes lo creen así por las imágenes que ofrecen la literatura y el cine.
El gran marketing que hicieron para Cincuenta sombras de Grey hizo que los libros y las películas llegaran a un público masivo. Se vendieron como revolucionarios el sadomasoquismo y el bondage. Si estuviéramos hablando de los años cuarenta del siglo XX sería algo novedoso, pero en el siglo XXI se trata de una maniobra más de regresión de la sexualidad femenina.
Esos modelos de sexualidad patriarcales y machistas son los que se ofrecen a la juventud como revolucionarios. Venga ya, no nos cuenten más milongas sobre emancipación sexual femenina.
