Cádiz volvió a vibrar con compás gitano en la noche del jueves, cuando Raimundo Amador inauguró la cuarta edición del festival Flamencad con un viaje sonoro por su alma mestiza. Bajo el título "Evocando a Pata Negra", el guitarrista sevillano ofreció mucho más que un concierto: una clase magistral de historia viva del flamenco fusionado con blues, rock y calle.
El Baluarte de la Candelaria, con el mar como telón de fondo y el cielo estival como techo, acogió a un público diverso y entregado, que coreó desde los primeros acordes hasta el último quejío. Clásicos como "Rock del Cayetano", "Pasa la Vida" y "Yo me quedo en Sevilla" encendieron la noche, mientras que las cuerdas de Amador, llenas de duende y electricidad, tejían puentes entre generaciones.
Con su habitual humildad y carisma, Raimundo hizo gala de una complicidad natural con la audiencia. Entre temas, compartió anécdotas, rindió homenaje a su hermano Rafael Amador y recordó los inicios de Pata Negra, ese proyecto que cambió para siempre la forma de entender el flamenco en los años 80.
No faltaron los solos vibrantes, los cambios de ritmo ni las palmas espontáneas que brotan cuando el arte se hace presente. La música de Amador no solo suena, late, y anoche lo hizo al ritmo de una Cádiz que se dejó llevar.
Con este arranque memorable, Flamencad 2025 promete un verano donde el flamenco se siente, se escucha y se celebra.
