Lamentable imagen la que se vio el pasado fin de semana en un partido de fútbol de categoría infantil entre el Ciudad de Cádiz y La Jerezana disputado en el campo Manuel de Irigoyen. La árbitra Miriam Ponce Galvín fue agredida por un grupo de aficionados visitantes. Los hechos tuvieron lugar una vez finalizó el encuentro.
En cuanto a las sanciones, el Comité de Competición reflejó una "multa accesoria por incidentes del público visitante (correspondiente al club La Jerezana) con agresión al árbitro" y el consiguiente "cierre de sus instalaciones por dos partidos".
Además, en el acta se refleja que dos jugadores fueron expulsados, uno por "insultar u ofender al árbitro, árbitro asistente, dirigentes o autoridades", y el otro por "ofender, amenazar o provocar a un contrario".
El club jerezano no creyó que la sanción fuera justa y presentaron alegaciones para que le retiraran la sanción, pero la respuesta que han recibido es clara: "se limita a dar una versión subjetiva de los hechos y sin que las pruebas que aportan desvirtúen el contenido del acta arbitral, el cual tiene presunción de veracidad, por lo que se acuerda sancionar conforme a dicho acta". Unos hechos lamentables que no deben repetirse nunca más.