Después de que el vicepresidente de la Junta de Andalucía y consejero de Turismo, Juan Marín, se pronunciara a principios del mes de enero, y lanzara la -ya famosa- recomendación de que las hermandades modifiquen sus recorridos habituales y contemplar otras calles en sus itinerarios, ha llovido mucho. Lluvia en forma de crítica y lluvia en forma de serio debate.
Se entiende que la recomendación esté hecha desde la responsabilidad y la evidente sensatez del que gobierna. El problema es que en esta parte baja del mapa, la fe popular se vive de una manera tan particular, que a veces es preferible no vivirla (como en los dos últimos años), que vivirla a medio gas o al cincuenta por ciento de su verdadera esencia.
Las hermandades andaluzas tienen su idiosincrasia propia. No sé si eso será positivo o todo lo contrario. Pero en la cultura popular del pueblo, no se entiende una Semana Santa de pasos en parihuelas en fila de india atravesando una avenida cual si de una cabalgata se tratara.
Alguien dijo alguna vez con toda la razón del mundo, que las hermandades no salen a la calle para ser vistas, sino que se les ven por el hecho de que salen a la calle...
Hay un factor clave para no poder cumplir la recomendación de la junta de Andalucía. En el caso de Cádiz, la catedral está donde está por muchas vueltas que le demos a los itinerarios. Si se decidiese hacer un recorrido solo por avenidas amplias, ¿alguien se explica cómo acceder a dicho templo sin ocupar calles estrechas? Si, es verdad que podrían entrar por el Campo del Sur (y no todas), pero una vez en la catedra, no hay una calle de regreso que no pase por las estrecheces propias de un casco urbano.
Llegados al caso, se me ocurre una única opción que pasa por no acudir a la catedral a realizar la estación de penitencia. Algunos se pondrán las manos en la cabeza pensando que visitar el primer templo diocesano es la única razón de las salidas procesionales. Error. A todos ellos habría que recordarles que no siempre las hermandades han entrado en la catedral. Sin ir más lejos, en los años en los que ésta estuvo de obras, las hermandades optaron por realizar su protestación de fe en su mismo templo de salida justo antes de salir a la calle ya que las puertas de la catedral permanecían cerradas.
Por lo tanto, solo en ese caso sería viable un cambio de itinerario adaptado a espacios abiertos. Cada hermandad saldría de su iglesia buscando la avenida más próxima y realizaría su procesión de manera autónoma, sin dar cuentas ni al Consejo de hermandades ni al resto de cofradías.
A decir verdad, esta opción que os propongo, no es del gusto ni del que suscribe, por lo que solo nos queda rezar para que la incidencia siga su desescalada, y que la vacuna siga quitándole soberanía al virus y a sus posibles variantes.
Si esto es posible, yo aprovecharía la ocasión para invitar a Juan Marín a que viniera la próxima madrugá a ver pasar el paso de misterio del Perdón por el túnel de Santiago, después de eso estoy convencido de que el vicepresidente de la Junta de Andalucía estará conmigo en que una Semana Santa a medio gas, ni es viable, ni merece la pena.