El Museo de Cádiz, en colaboración con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo alberga la exposición ‘Escenografías’, una selección de trabajos del artista Tete Álvarez (Cádiz,1964) que recorren los escenarios de la política y de la diplomacia internacional para abordar una reflexión sobre el papel que desempeñan las imágenes y sus códigos de representación en la construcción de la esfera pública, política y social. La muestra puede visitarse en el Museo de Cádiz hasta el próximo día 18 de septiembre.
Este proyecto producido en colaboración con el CAAC, incide en dos de los vectores de interés que caracterizan la reciente producción de Tete Álvarez. Por un lado, la artificiosidad estereotipada de las imágenes no ya de la política, sino de la representación de lo político y por otro, la afectividad de las imágenes.
En ‘Escenografías’, Tete Álvarez focaliza la atención en aquellos detalles protocolarios que envisten de oficialidad y representatividad los actos diplomáticos. El protocolo como forma y horizonte último de lo político. Mediante el collage, la apropiación y la reescritura de imágenes, Tete Álvarez no solo pretende ofrecer una lectura unívoca de las imágenes como instrumentos de control, de persuasión o de producción de realidad, sino también proponer un espacio en el que puedan constituir otro tipo de dispositivo tanto de subversión como de resistencia y de pensamiento crítico.
El recorrido recibe al espectador con la pieza ‘Bajo la bandera’ (2020), una serie de banderas colgadas que incluyen imágenes de enseñas nacionales de diferentes países extraídas del material que suministran oficinas de prensa y gabinetes de comunicación de los distintos gobiernos. A este respecto, Peio Aguirre señala en el texto del catálogo que, paradójicamente, “en medio de la globalización capitalista sin fronteras, las banderas funcionan como recordatorio de la forma del estado-nación. Estas banderas de países que se colocan detrás de los mandatarios organizan el background, el escenario para los gestos, el estrechamiento de manos, las indicaciones sígnicas de las manos y los dedos”.
‘Patchworks’ (2022) es una instalación realizada mediante una serie de impresiones sobre textil que reúne fragmentos de imágenes que componen una estampa mayor en la que cada uno de los insertos repite el motivo para crear un efecto no tanto acumulativo como monocorde, sensación que se transmite y potencia con la presencia e insistencia de un motivo: zapatos, generalmente masculinos, que posan sobre las alfombras que tapizan la codificada liturgia de las relaciones políticas. Las imágenes que forman parte del collage están extraídas no ya de los medios tradicionales sino de entre las que los propios gobiernos y cancillerías proporcionan a través de la plataforma Flickr en un claro ejercicio de autorrepresentación.
‘Angie’ (2019) es una obra que presenta un inventario fotográfico conformado por 100 fragmentos, ordenados según una gradación de color, de imágenes de las chaquetas que la canciller alemana Angela Merkel viste en sus comparecencias oficiales. Este “Pantone Merkel”, no es tanto un comentario sobre Merkel y sus gustos sino por la fijación de los internautas en buscar, anónimamente, motivos para el ingenio. Un motivo, en apariencia anodino pero que suscita un interés significativo en las redes sociales.
Mediante un display que se ha hecho habitual en algunas de sus series –marcar el perfil del motivo principal de la representación o trazar con la obra una cota en el espacio expositivo- Tete Álvarez señala la paradoja de dicho fenómeno, evidenciando el fracaso promisorio de las nuevas tecnologías de la comunicación: los media como arma de disfunción comunicativa, o como afirma Peio Aguirre, “las redes sociales como arma de distracción masiva”
En las obras ‘Red Carpet’ (2022) y ‘Grey Carpet’ (2022) la mirada se agudiza y se concentra en la parte inferior de las imágenes protocolarias: zapatos y moquetas que se presentan sobre un mosáico de azulejos cerámicos. Esta presencia ha dejado de punzar en la composición, como sucedía en ‘Patchworks’, y pasa a detentar el protagonismo sobre un fondo de moquetas rojas y grises. Ambas series apuntan a la uniformidad en la representación de lo político, en cuya configuración se disuelve la identidad del individuo, se unifican los intereses estéticos -zapatos cerrados, oscuros- y se evidencia la faz masculina del poder. Frente a la ductilidad cromática de las chaquetas de Ángela Merkel nos encontramos con el talante bruno con que se calzan los mandatarios mundiales.
En la pieza titulada ‘Gatos del mundo’ (2021) la espectacularización y la sobreabundancia icónica se evidencian en un collage compuesto por casi 9 mil fotografías de gatos extraídas de Instagram, la red social que podría ser el paradigma de la extimidad, un concepto que recompone las esferas de lo público y lo privado y que se manifiesta por la exhibición online de aspectos de la existencia cotidiana antes vedados a la exposición pública.
Para Peio Aguirre “la exposición de los animales domésticos, de nuestras mascotas, generan microafecto, generan likes los cuales, cuantificados desde la suma de interacciones y algoritmos, generan esa otra economía invisible de lo simbólico hoy tan presente. Es el poder de lo cuqui, tal y como lo define Simon May en su libro homónimo, cuando identifica en lo cute (todo ese submundo de Hello Kitty, peluches y patitos de goma) uno de los síntomas de nuestro tiempo”.