En un comunicado de prensa divulgado ayer, el Vaticano expresa “estupor” por el modo en el que se llevaron a cabo los registros, realizados también en la vivienda personal de un cardenal y que pretendían buscar documentos que corroborasen una denuncia de abuso sexual a menores por parte de miembros de la Iglesia Católica.
El Vaticano informa además de que ha transmitido personalmente su “indignación” sobre los hechos al embajador de Bélgica ante la Santa Sede, Charles Ghislain, a través del secretario de Relaciones con los Estados, Dominique Mamberti.
En la nota, la Santa Sede asegura que durante los registros se produjo “la profanación de las tumbas de los cardenales Josef-Ernest Van Roey y Léon-Joseph Suenes, difuntos arzobispos de Malinas-Bruselas”.
“A la consternación por tales acciones, se añade el lamento por algunas infracciones de la confidencialidad, a las que tienen derecho propio esas víctimas por las que se han llevado a cabo los registros”, reza el comunicado.
El Vaticano, quien junto al comunicado divulga la traducción de la declaración hecha el jueves por el portavoz de la Conferencia Episcopal belga, Eric de Beukelaer, expresa su “firme condena a todo tipo de acto pecaminoso y criminal de abuso a menores por parte de la Iglesia”.
La Santa Sede insiste además en la “necesidad de reparar y de afrontar tales actos conforme a las exigencias de la Justicia y a los enseñantes del Evangelio”.
El pasado jueves agentes de la Policía belga y funcionarios judiciales registraron la sede del arzobispado de Malinas-Bruselas y la vivienda personal de un cardenal en busca de documentos que corroboren una denuncia de abuso sexual a menores por parte de miembros de la Iglesia Católica.
La operación, decidida por la fiscalía de Bruselas, incluyó también un registro en las dependencias de la catedral de Sint-Rombouts (Malinas) situada al lado de la sede del arzobispado.
Los investigadores también acudieron al domicilio del anterior arzobispo, el cardenal Godfried Danneels (de 77 años), quien ocupó el puesto desde 1979 hasta enero pasado.
La investigación se abrió recientemente tras varias declaraciones que apuntaban a abusos sexuales a menores que podrían haber sido cometidos por un cierto número de personas en el seno de la Iglesia Católica belga.
En la declaración que adjunta el Vaticano a la nota, De Beukelaer explica que las autoridades belgas llegaron a la sede del arzobispado mientras se celebraba una reunión mensual de la Conferencia Episcopal belga y que les fue notificado el registro sin dar más explicaciones.
La Iglesia belga ya sufrió un duro golpe por la cuestión de la pederastia el pasado 23 de abril, cuando el obispo de la diócesis de Brujas, Roger Vangheluwe, fue cesado por el Papa tras haber reconocido haber abusado sexualmente de un menor cuando era sacerdote.