Carlos Herrera se ha preguntado hoy, cuando tomó la palabra en el acto de entrega de Medallas de la Provincia de la Diputación de Cádiz y su designación como Hijo Predilecto, “en qué estaban pensando al incluirme en una constelación” de distinguidos entre los que se encuentran Rocío Jurado, Alejandro Sanz, José Pedro Pérez-Llorca, Chano Lobato, Fernando Quiñones, Rafael Alberti o Paco de Lucía.
“Pero no voy a objetar nada, a mí que me adopten mucho”, ha bromeado para dar comienzo a una intervención cargada de humor y de pasión por la provincia. De hecho, en un humilde intento de acreditar sus méritos, ha confesado que “lo único que he hecho por la provincia es amarla apasionadamente y admirarla por ser sede de la libertad y del honor de aquel lejano 1812 que dejó escrito aquella Pepa que sigue siendo inigualable, quizás solo con esta Constitución actual con las que algunos la tienen tomada”.
El popular comunicador recordó sus vínculos con la capital, que se remontan al verano de 1978, cuando era cabo primero de ferrocarriles y descubrió la ciudad.
Ahora, explicó, entre mayo y septiembre, recala en Sanlúcar, “su lugar en el mundo”, y suele trasladarse a Cádiz en autobús, “por eso de los vasos”, para llevar a cabo un recorrido a pie, porque “soy de natural andariego”, para comenzar a la altura del estadio y compartir con viejos conocidos risas y delicias gastronómicas en San Juan de Dios, el Corralón, calle Pelota, Paseo de Quiñones, entre otros lugares imprescindibles.
En su intervención, hizo referencia a quienes habían obtenido las Medallas de la Provincia en esta ocasión, a los que describió como buenos compañeros de viaje, haciendo un símil con el Camino de Santiago.
Por las trayectoria y méritos de todos ellos, Herrera, que tiene “tendencia a huir del malditismo y el pesimismo”, declaró que “el mejor patrimonio de la provincia es su sociedad”. “Si sabemos reconocer su labor, si no frenamos su vuelo, que el agorero se calle y luzca el talento”, añadió, invitando, “si ustedes quieren”, a “tomarnos un vasito en El Manteca.
