Los habitantes de Wonderful Cádiz, los que eligen vivir engañados bajo un manto de aparente felicidad que enmascara las miserias de su ciudad, regresan a las tablas en busca del pase a semifinales que se les negó el pasado año con El Paseíto. Golpean fuerte en su primer pasodoble, para la depresión que muchas personas sufren en silencio. Y para el sistema sanitario que, cuando se atreven a dar el paso de admitir su situación, se limita a ofrecer medicación sin plantear otro tipo de ayuda. También es potente el segundo, en defensa de los trabajadores de los astilleros que sufren el ritmo infernal que imponen los cruceros y contra los carnavaleros que, en su día, llegaron incluso a tacharlos de flojos. Buena tanda. A menos con los cuplés, para los cines modernos y para la falta de curas en la iglesia. Mejoran sus sensaciones respecto al primer pase.
Lo mejor Era el momento de sacar la artillería en los pasodobles y no fallan, con dos letras muy potentes
Lo peor La idea en su conjunto no termina de cuajar