Los príncipes Disney deconstruidos regresan a las tablas con un cameo de la presentadora Mirian Peralta persiguiendo a Bestia como si fuera el tal Montoya de La isla de las tentaciones. Muy bien desarrollado el primer pasodoble, al tipo, para la situación de tantos y tantos jóvenes que ven frustrados sus intentos de emanciparse. “La generación perdida, perfectamente preparada pero sin expectativas”. Precioso el segundo, para una Bella Durmiente que despierta de su letargo al encontrar el verdadero amor en los labios de otra mujer. Escrito con maestría. Buenos cuplés, con su toque de guasa. El primero para Feijóo, que llegó antes que nadie a Valencia cuando la DANA por la suerte de tener un amigo con narcolancha. Negro, negrísimo el segundo, para un perro de Vox que si le tiras un hueso lo entierra en una cuneta. De esos que provocan un unánime “oohh” en el teatro. Alguna novedad brillante en el popurrí, como la cuarteta “vacuna-matata”. La cuarteta final es antológica. Enorme pase.
Lo mejor La apuesta por el humor negro en los cuplés, el segundo brutal
Lo peor El grupo ha mejorado respecto a las preliminares, pero sigue sin sonar del todo compacto