Tanto el primer ministro danés, Lars Loekke Rasmussen, como el responsable de los preparativos de la conferencia, Yvo de Boer, instaron ayer en la sesión plenaria inaugural de esta cumbre, la mayor jamás celebrada sobre el cambio climático, con unos 15.000 participantes, a consensuar un “acuerdo sólido y ambicioso”.
De Boer afirmó que sólo se podrá hablar de éxito si se acuerdan “acciones significativas e inmediatas que entren en vigor al día siguiente de la clausura” de esta cumbre.
Recordó que la cuenta atrás ya ha empezado y que es hora de dar respuestas, por lo que pidió a los delegados de los 192 países reunidos en la cumbre de Copenhague, que se celebrará hasta el día 18, un “pastel de Navidad” formado por tres capas.
Habrá que consensuar la implementación de acciones inmediatas de mitigación, adaptación, financiación y tecnología; luego asegurar la financiación a largo plazo y por último, tener una visión compartida sobre un futuro bajo en emisiones de CO2 para todos.
La presidenta de la conferencia, Connie Hedegaard, manifestó que “se acabó el tiempo de reiterar posiciones y de declaraciones. Hace falta acción real” y aseguró que es “el momento de actuar”, pese a que “hay muchos obstáculos”.
Aunque para una gran mayoría ya está descartado un documento vinculante en Copenhague, José Hernández de Toro, portavoz de la ONG Oxfam Internacional, expresó a Efe su confianza en que “se logre un acuerdo que sea justo con los que más han sufrido las consecuencias del cambio climático sin haberlo provocado”.
Pero tanto los movimientos ecologistas como muchos delegados de los 192 países participantes dan pocas posibilidades de alcanzar el ambicioso compromiso global de recortar hasta el 40% de los gases de efecto invernadero hasta 2020, frente a los valores de 1990.
Según Hernández de Toro, lo que debe evitarse es que los líderes políticos, de los que más de un centenar han confirmado su asistencia a la cumbre, vayan a Copenhague “sólo para sacarse la foto” y no consigan ningún compromiso.
En este contexto, el primer ministro danés, Lars Loekke Rasmussen, recordó ante la sesión plenaria que el mundo confía en las delegaciones y todos los reunidos para forjar un acuerdo y que “los líderes no han venido a Copenhague sólo para hablar, sino para actuar”.
“Necesitamos un acuerdo que satisfaga a todas las partes y que sea, además, fuerte y ambicioso”, explicó el primer ministro danés, tras apuntar que vendrán a Copenhague los 110 jefes de Estado y de Gobierno en lo que calificó la mayor movilización hasta ahora para combatir el cambio climático.
China y Estados Unidos, los dos países más contaminantes del mundo, con un 40% de las emisiones de CO2, acuden a Copenhague con una propuesta de recorte, al igual que Brasil, que va a la conferencia con una nutrida delegación de más de 700 miembros.
La ceremonia inaugural de ayer, que comenzó con un retraso de más de 40 minutos, estuvo protagonizada por el trompetista danés Palle Mikkelborg y el coro juvenil femenino de la televisión pública danesa DR.
Con unas condiciones meteorológicas de frío y lluvia, una veintena de manifestantes y ecologistas se habían apostado en la entrada del centro de conferencias Bella Center para pedir resultados concretos en la cumbre.
Por la tarde, el foro alternativo Klimaforum puso la nota de color a la jornada con un programa de música, teatro, debates y exposiciones, todo ello financiado por el Gobierno anfitrión danés y diversos patrocinadores privados.
Por su parte, la presidenta de la conferencia, Connie Hedegaard, aseguró ayer durante la inauguración de la cumbre que es “el momento de actuar”. “Sé que hay muchos obstáculos. Pero depende de nosotros, de los que estamos en esta sala. Y es factible”, afirmó.
“Ni la ciencia ha sido nunca tan clara, ni las soluciones tan abundantes, ni la voluntad política tan fuerte”, señaló Hedegaard, quien sostuvo que “pasarán años” hasta que se vuelva a dar una conjunción de factores como ésa, si es que llega a ocurrir.
“Ha llegado el momento de dar al mundo el rumbo correcto, mientras aún estamos a tiempo”, afirmó.
El presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), Rajendra Pachauri criticó ayer en Copenhague a quienes “recurren a acciones ilegales” para desacreditar los “trabajos contrastados” de los científicos que exponen las consecuencias del cambio climático.
Pachauri aludió así a la dimisión de un científico de la Universidad británica de East Anglia, Phil Jones, a quien se investiga por la presunta manipulación de datos sobre el cambio climático, después de que un hacker accediera a su correo electrónico. “Algunos tienen inconvenientes en aceptar la inevitabilidad del cambio climático”, afirmó Pachauri.
compromiso de reducción
La UE aseguró ayer que aún tiene que analizar los compromisos anunciados por varios países en la lucha contra el cambio climático para tener claro su alcance, pero reiteró su intención de reducir sus emisiones hasta un 30% en 2020 si estos permiten un acuerdo “ambicioso”.
El ministro de Exteriores de Dinamarca, Per Stig Møller, insistió en que la Unión Europea (UE) cumplirá su “promesa” y pasará del recorte del 20% aprobado unilateralmente por los Veintisiete al 30% en caso de un gran pacto internacional en la conferencia de Copenhague.
Según Møller, Europa aún debe analizar si las ofertas de reducción presentadas hasta ahora por otras potencias son suficientes para efectuar ese salto.
“Hemos visto una oferta prometedora de Suráfrica, pero con condiciones, lo mismo pasa con Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda y Rusia”, señaló el ministro danés, que explicó que durante los encuentros en Copenhague la UE tendrá que analizar esas cifras.
Junto a Møller compareció el ministro de Exteriores británico, David Miliband, en una rueda de prensa en la que en un principio también estaba prevista la participación de sus homólogos de Suecia, Alemania, España, Finlandia y Francia, todos países que a priori defienden un enfoque ambicioso en Copenhague.
Miliband subrayó que los Veintisiete se mantienen comprometidos a “dar el salto al 30%”, pero también están dispuestos a responder a las “preocupaciones” de algunos Estados miembros.