El primer ministro danés, Lars Loekke Rasmussen, quitó hierro al texto publicado por el diario británico The Guardian y resaltó que la presidencia danesa no ha presentado ninguna propuesta, sino que se trata de un “documento de trabajo o un borrador”.
Rasmussen señaló, no obstante, que si este fin de semana no se ha producido un avance significativo en las negociaciones,la presidencia danesa sí podría entonces presentar una propuesta.
También el secretario ejecutivo de la cumbre, Yvo de Boer, quiso tranquilizar a los países en vías desarrollo, que se han mostrado contrarios a algunos puntos del texto danés, y subrayó que la preocupación de este grupo obedece a que “el texto está desequilibrado”.
Agregó que la vasta mayoría de los 192 países asistentes en Copenhague “quieren una continuación del Protocolo de Kioto”.
A la espera de que lleguen los ministros de Medio Ambiente de los 192 países participantes, a partir de finales de esta semana, y los jefes de Estado y de Gobierno hacia el final de la conferencia, el 18 de diciembre, ni la sesión plenaria ni los paneles sectoriales daban pistas sobre el camino a seguir para lograr un documento vinculante en Copenhague.
El jefe de la delegación de China, Su Wei, llegó incluso a pedir a la presidenta del plenario, Connie Hedegaard, que se abstuviera de las cuestiones de procedimiento para ir más al grano.
Mientras se espera un claro liderazgo de Estados Unidos en la meta para reducir los gases de efecto invernadero y que China mueva ficha, la sesión plenaria de ayer vivió momentos de enfrentamiento con la presidencia de la conferencia.
Entre quienes levantaron la voz estuvo el delegado de Tuvalu, que reclamó la atención sobre la posible amenaza de desaparición por la subida del nivel del mar de esta isla del Pacífico, una intervención que recibió el decidido apoyo de varios países en desarrollo.