Ha de ser muy difícil poder explicar aquella sensación que tuvo que experimentar Luis Casimiro, cuando se proclamó con su rival de este domingo, otrora TDK Manresa; campeón de la ACB en la temporada 1997/1998.
Así describe el actual técnico sevillano, el significado de regresar a la que fuera la casa que le dio la gloria: "Siempre es especial volver por lo que significa ese hito histórico, que es difícil que se vuelva a repetir en nuestra liga. Guardo unas vivencias imborrables a pesar del tiempo transcurrido. Lo bueno que tiene el deporte profesional y en general es que se rompen barreras”, manifiesta.
Una enorme gesta apoyada según Casimiro, en varios pilares: "Había una buena mezcla entre jóvenes y expertos, el trabajo es bueno y al final todo esto hace que cuando el equipo cree en lo que está haciendo todo acabe funcionando a la perfección”, afirma.